La reforma laboral que se aplicará a partir del 1 de julio tendrá un efecto limitado en la lucha contra la temporalidad, según la opinión mayoritaria expresada por varios expertos. Algunos de ellos, que formaron parte del grupo de sabios del Ministerio de Trabajo, creen exagerada la cifra de 1,5 millones de conversiones de eventuales en fijos anunciada por el ministro, Jesús Caldera.

El arraigo de los contratos temporales, que se dispararon en la década de los 80 como vía de flexibilidad, y la estructura sectorial de la economía española impedirán que la reforma consiga algo más que una reducción de unos puntos de la tasa de eventualidad, situada ahora en el 33,3% de los asalariados.

ALTERNATIVAS Luis Toharia, catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares, fue uno de los expertos a los que Trabajo, los sindicatos y las patronales pidieron consejo para la reforma laboral. Considera "interesantes" las medidas contra el encadenamiento de contratos (con un máximo de 24 meses) y la subcontratación, aunque advierte que "es probable que su eficacia sea limitada, porque si las empresas necesitan esos mecanismos buscarán la forma de hacerlo sin vulnerar la ley".

Asimismo, matiza que "la conversión automática en fijo no impide que la empresa pueda reaccionar despidiendo a ese trabajador, lo que actualmente es fácil y no excesivamente caro". Toharia concluye que, contra la temporalidad, "no existen grandes y milagrosas recetas".

Jesús Cruz Villalón, catedrático de la Universidad de Sevilla y otro experto del ministerio, destaca que se trata de un acuerdo "modesto pero positivo" teniendo en cuenta las materias que han quedado fuera y las complicaciones de la negociación. "Es necesario cambiar el sistema productivo --afirma--, porque mientras la economía se base en la construcción y el turismo, habrá una temporalidad muy alta".

En el supuesto de que se consigan un millón de nuevos fijos, advierte de que la tasa de temporalidad solo bajará hasta el 27%. Cruz Villalón destaca que hay factores con más peso que la ley en la temporalidad, como demuestran las grandes diferencias entre comunidades a pesar de tener la misma normativa.