Quizá era obligación de los líderes del G-20 hablar de logros históricos al cerrar una cumbre como la que se celebró esta semana en Pittsburgh. Pero un día después de que el anfitrión, Barack Obama, se felicitara por lograr "un nivel de cooperación económica global y tangible nunca visto antes" y asegurase que el resultado de la reunión será "un sistema financiero mucho más seguro" que el que falló en 2008, los expertos y analistas de EEUU, Inglaterra, Francia y Alemania pusieron en cuarentena ese optimismo.

Prácticamente nadie cuestionó que el G-20 se está esforzando por lograr un nuevo equilibrio mundial, dando pasos como la institucionalización del foro que garantiza un papel más destacado de economías emergentes como China o India. Pero los expertos muestran dudas. Uno de ellos, Simon Johnson, profesor de finanzas del MIT, asegura que ahora hay "demasiados cocineros en la cocina que tienen que probar su valor y legitimidad" y que es demasiado pronto para cantar victoria.

Para otros, como el profesor de Cornell Edward Prasad, "el asunto clave sigue siendo si se podrá lograr un acuerdo en los detalles específicos". Y Stephen Roach, presidente de Morgan Stanley Asia, opina que "la cuestión es si naciones soberanas están dispuestas a abdicar políticas nacionales en nombre de intereses colectivos mundiales".

Hay interrogantes también sobre la regulación del sistema bancario, para el que plantea nuevas propuestas de capitalización y de regulación de compensaciones a ejecutivos que reduzcan los riesgos, con un calendario que habla de consensuar y aplicar medidas en los próximos dos años. "Eso --como ha dicho Johnson, el profesor de MIT.. es una eternidad en los mercados financieros de hoy en día".

ESCEPTICISMO El diario londinense Financial Times se mostró "escéptico" sobre los logros que aseguraban haber alcanzado los estadistas. "Se han hecho pocos progresos en comercio o cambio climático y muchos expertos dudan de que el acuerdo sobre crecimiento se vaya a traducir en cambios de los programas de los países líderes", señala el prestigioso rotativo. Y para el jefe de finanzas de la BBC, Robert Peston, "lo más importante de Pittsburgh es la sustitución del G-8 por el G-20, como consejo permanente para la cooperación", informa Begoña Arce.

Aunque sin lanzar cohetes, los diarios franceses acogían con satisfacción que se avanzase en la restricción de las primas de los agentes financieros en la dirección marcada por Nicolas Sarkozy, pese a quedarse a medio camino de sus objetivos. El más crítico fue Le Monde , que lamentó la "pusilanimidad" y el escaso margen de maniobra del G-20 frente a la presión de los banqueros. Le Figaro , en cambio, estimó que Francia ganó la partida, informa Elianne Ros . Liberation cita a un consejero del Elíseo que confiesa las reticencias de Francia sobre la composición del G-20.

El Frankfurter Allgemeine destacó en portada el acuerdo sobre la limitación de los bonus y atribuyó a Angela Merkel buena parte de los éxitos. El periódico izquierdista Die Tageszeitung se alegró del peso que ha adquirido el G-20 y, bajo el titular Nuevo orden mundial , subrayó la importancia de la presión franco-alemana para lograr algún compromiso, informa Paola Alvarez.