"Ya tenemos el Q3". El grito corrió de boca en boca entre los participantes en el congreso de la UGT de Cataluña a primera hora de la tarde de ayer. Hubo abrazos, besos y mucha emoción después de varios meses de duras negociaciones con la empresa y de semanas de incertidumbre sobre qué fábrica sería la elegida por el consorcio Volkswagen (VW) para producir el nuevo todoterreno urbano de Audi. Poco después de las 5 de la tarde, el presidente del comité de empresa de Seat, Matías Carnero, subía a la tribuna de oradores del congreso y daba la noticia.

Culminaba así una negociación iniciada en septiembre del 2008 y de la que este diario publicó la primera información en diciembre pasado. En un contexto de revisión de todas las inversiones por parte de las multinacionales del sector automovilístico por la fuerte caída de las ventas y con todas las plantas con expedientes de regulación de empleo (ERE), el Audi Q3 significará una inyección de 309 millones de euros en Martorell, que permitirá salvar unos 1.500 puestos de trabajo.

CONFIRMACION EN INTERNET El anuncio de la decisión adoptada ayer en la reunión del comité de dirección de VW se precipitó en cuestión de horas ante la confirmación por parte de Audi --mediante una comunicación en su intranet, a la que tuvo acceso este diario--. En la comunicación interna, el presidente de Audi, Rupert Stadler, asegura que "después de sopesar todos los criterios y evaluar todas las sedes internacionales posibles --las plantas competidoras-- nos hemos decidido por la sede de Martorell".

En la misiva añadió un comentario que sonó a gloria para la plantilla de Seat después de aceptar la congelación salarial: "Confiamos en la capacidad de la sede española, la alta calidad en el acabado y la máxima calificación de los trabajadores".

La única discrepancia es que afirma que los puestos de trabajo que se salvarán con el nuevo coche serán unos 1.200. Sin embargo, un portavoz oficial de Audi indicó que la compañía no tenía "nada que comentar".