Algunas entidades financieras vuelven a pedir a las personas que actualmente cobran una pensión pública a través del banco que den fe de vida en la oficina para seguir cobrando la jubilación que le corresponde. Se trata de una práctica que antes de las crisis sanitaria estaba bastante generalizada en el sistema financiero español, pero que durante la pandemia del nuevo coronavirus se eliminó para evitar que los pensionistas -clasificados como grupo de riesgo sanitario, que se ha visto particularmente afectado por el covid-19- tuvieran presencia física en las sucursales, que, por otra parte, trabajaban a la mitad de su capacidad. Los bancos establecieron protocolos para avanzar el pago de la mensualidad, particularmente a través del cajero automático.

Tras superar el estado de alarma, algunas entidades vuelven ahora a la normalidad anterior. Entidades como el Banco Sabadell y otros bancos que habían anticipado el cobro de la pensión. «Con la vuelta de los empleados a las oficinas se han retomado las prácticas precovid», señalan. No todas las entidades han puesto en marcha los mismos procedimientos. «Todavía no pedimos a los pensionistas que den fe de vida», afirman fuentes de CaixaBank. La entidad mantiene los protocolos de la crisis sanitaria y, según explica, trabaja en el desarrollo de sistemas tecnológicos -«un algoritmo», dice-- para conocer el estado de salud de sus clientes a partir de la operativa bancaria.

Otros bancos prefieren aún mantener a los clientes alejados de las oficinas por una cuestión de eficiencia. Incluso muestran cierta sorpresa cuando usuarios que se habían adaptado a realizar las operaciones a través de la aplicación del banco, vuelven ahora a la oficina para realizar las mismas transacciones que hacían por medios digitales durante el confinamiento. Con todo, no han abandonado el control de vida de sus clientes. «Cada dos años ponemos en marcha una campaña para mantener contacto directo con el cliente», explican fuentes de Bankia. «Y eso no ha cambiado», agregan.

También la Seguridad Social intenta conocer el estado de salud de sus pensionistas para evitar el fraude. El Instituto Nacional de la Seguridad Social controla el fallecimiento de los pensionistas fundamentalmente a través de un cruce automático entre la base de datos de pensiones y el fichero diario de fallecidos que recibe del Ministerio de Justicia.

De este modo, dicho control da lugar a la baja automática (sin necesidad de la intervención por parte de un funcionario) del 85% de las pensiones. El resto de bajas, que no pueden darse de forma automática, tienen lugar de manera manual por las direcciones provinciales con la información que obtienen de la comunicación del fallecimiento por parte de los familiares y tanatorios respectivamente.