De histórica calificaba ayer la prensa estadounidense la decisión de la Reserva Federal (Fed) de prestar hasta 85.000 millones de dólares (60.000 millones de euros) de dinero público a la aseguradora American International Group (AIG) para evitar su quiebra. La medida, que supone un giro de 180º respecto a la intención de los rectores de la economía estadounidense de no intervenir de nuevo así en el mercado desde la esfera pública, fue calificada por el organismo que preside Ben Bernanke como "un rescate necesario", por los vínculos de la aseguradora con muchos productos financieros.

Para hacer más presentable ante la opinión pública la decisión, la Fed anunció que los términos del préstamo son "favorables para los contribuyentes", ya que supone que el Gobierno federal recibirá el 79,9% de acciones de AIG y el derecho a veto en algunas de las decisiones. Pero a nadie se le escapa que la decisión es un paso más hacia un mayor intervencionismo, en contra de la ortodoxia liberal.

POLEMICA La decisión, respaldada por la Casa Blanca, no está exenta de polémica. Sobre todo, porque al inicio de la crisis de las hipotecas subprime , la Administración de George Bush hizo oídos sordos a las peticiones de que ayudara a los propietarios de casas que no podían asumir su deuda. El paquete de esas ayudas fue inferior al dinero que la Fed ha destinado ahora a salvar empresas.