Un directivo de una entidad financiera apuntaba ayer que, al contrario que en otros tiempos, el PP no cuenta hoy con un sólido equipo económico. Ese equipo que le distinguía frente al PSOE, en el que "siempre había un economista liberal a quien odiaban todos".

Si tomamos por bueno su análisis, resulta fácil incluir en ese perfil a Pedro Solbes. El vicepresidente económico que abandonó, o fue invitado a abandonar, el Gobierno al inicio de la crisis, hizo ayer uno de sus habituales ejercicios de malabarismo dialéctico. "España está haciendo lo que tenía que hacer, que coincide con lo que Europa le pide", afirmó ayer en Alemania en un foro en el que también participó el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa. ¿Coincidencia? Es opinable. Pero lo que está claro es que la recarga de confianza y credibilidad que insuflaron a la economía española las últimas medidas del Gobierno y la defensa del euro de los líderes europeos comienza a dar síntomas de agotamiento.

La prima de riesgo --diferencia de rentabilidad entre el bono español a 10 años y el alemán de referencia en la compraventa entre inversores privados, indicador del riesgo de impago percibido por el mercado-- volvió ayer a escalar algunos peldaños, desde los 200 puntos básicos hasta los 206 puntos. Y ello a pesar de que Grecia colocó sin problemas y a precios más baratos que en la emisión anterior 390 millones en letras a seis meses.

La cosa no termina de normalizarse. Habrá que ver en qué queda el plan para las cajas, que el Gobierno tiene previsto aprobar este viernes, junto con la reforma de las políticas activas de empleo, o el que viene. Todas las entidades de ahorro se han comenzado a mover ya. Banca Cívica, por ejemplo, anunció ayer que quiere colocar en el mercado cuanto antes entre el 25% y el 40% de su capital. Hay voluntad de correr, pero falta que el Ejecutivo marque la senda.

Así la cosas, la fuerte tendencia al alza iniciada en enero parece realmente tocada. El Ibex 35 subió ayer el 0,39%, hasta los 10.965,1 puntos, con lo que sigue sin poder superar la frontera de los 11.000. Lo que no tiene nadie claro es qué nos espera ahora. Algunos analistas prevén una fuerte corrección para recoger ganancias. Otros perciben que los analistas se están tomando un respiro antes de seguir comprando. Pero hay signos positivos, como que la noticia de que el Banco Central de China sube tipos no genere una oleada de histeria. Algo ha cambiado, pero no lo suficiente.