El plan extraordinario de bonificaciones a la conversión de empleo temporal en fijo de la reforma laboral ha finalizado este fin de semana, de manera que a partir de ahora solo habrá ayudas para la contratación indefinida de carácter inicial.

El plan trazado por el Ministerio de Trabajo que dirige Jesús Caldera consistía en que los contratos temporales suscritos antes del 1 de junio del 2006 que se transformaran en indefinidos recibirían una bonificación de 800 euros al año durante tres ejercicios, si lo hacían antes del 1 de enero del 2007.

Desde el 1 de julio, cuando entró en vigor la reforma, hasta mediados de diciembre, se registraron en el Inem más de 550.000 conversiones de temporales a indefinidos, el doble que en ese periodo del 2005. A ello hay que añadir otro medio millón de contratos fijos suscritos en el mismo plazo, de forma que en los seis primeros meses de aplicación de la reforma laboral se habrán efectuado más de un millón de contratos indefinidos.

Finalizado el plan extraordinario de bonificaciones a la conversión, la reforma laboral pasará ahora su prueba de fuego. CCOO y UGT, firmantes de la reforma, lo han dicho en varias ocasiones: los datos son buenos pero habrá que ver cómo se comporta la contratación cuando no haya ayudas a la transformación de empleo temporal en fijo.

Para los sindicatos, la negociación colectiva cobra ahora un papel fundamental, pues a través de ella podrán vigilar el cumplimiento de lo pactado en la reforma con el Gobierno y la patronal y seguir poniendo coto al encadenamiento de contratos temporales. Pese al buen funcionamiento de la reforma, la tasa de temporalidad española continúa siendo la más alta de la UE. En el tercer trimestre del año repuntó en España hasta el 34,6%. Trabajo calcula que la reforma laboral logrará reducir la temporalidad entre 1,5 y 3 puntos a finales del 2006, lo que situaría la tasa en el entorno del 33% o el 31%.