La Fiscalía Anticorrupción ha presentado ante la Audiencia Nacional una denuncia contra la organización Klyuev o KOGC, una de las mayores estructuras criminales de Rusia, implicada en diferentes crímenes y fraudes y a la que el ministerio público vincula con operaciones de blanqueo en la Costa Brava. Según Anticorrupción, esa red lavó en España unos 35 millones de euros procedentes de un fraude cometido en Rusia en el 2007 que le permitió apropiarse de 230 millones de dólares (203 millones de euros). Parte de ese dinero robado sirvió, según la fiscalía, para la compra de unos terrenos de lujo en S’Agaró por parte de Anna Kurepina, una octogenaria vinculada a un alto cargo del Kremlin, una oscura operación destapada por el Periódico de Catalunya. La denuncia ha recaído en el Juzgado de Instrucción Número 2 de la Audiencia.

Anticorrupción presentó ayer una denuncia, a la que ha tenido acceso este diario, que tiene su origen en dos escritos del millonario estadounidense William Browder, responsable del fondo Hermitage Capital Management Limited, que aseguró que la organización Klyuev, con la complicidad de altos funcionarios del Gobierno de Moscú, robó 203 millones de euros que la Hacienda Pública rusa debía devolverle por impuestos pagados años antes. Ese robo millonario fue descubierto por Sergei Magintsky, un abogado ruso contratado por Browder. «Magintsky descubrió cómo algunos funcionarios de la Administración rusa se habían apropiado de 230 millones de dólares», explica la fiscalía.

DELITOS / Según el escrito, la organización «está compuesta por criminales convictos, banqueros, abogados y funcionarios de la Administración rusa». Y «ha sido responsable de una serie de delitos económicos de alto nivel, incluyendo el citado robo de 230 millones del tesoro ruso en el 2007», señala el texto. Esa organización goza del apoyo y la complicidad de altos responsables del Kremlin.

Klyuev toma su nombre de su líder Dmitri Klyuev. Este individuo se presenta como un hombre de negocios. Años atrás fue detenido por fraude. La Administración de EEUU le considera responsable del robo y ha impuesto sanciones en su contra.

La fiscalía señala que 35 de esos 203 millones afloraron de distinta manera en España, tras transitar por complejas redes de blanqueo. El dinero llegó desde cuentas de Estonia, Lituania, Ucrania y Moldavia a sociedades pantalla y ciudadanos de origen ruso, bajo pretexto de préstamos e inversiones en bienes e inmuebles, según recoge Anticorrupción. En esos movimientos tuvo un papel principal Ukio Bankas, el banco lituano situado en el centro de la trama de blanqueo denominada como Lavandería Troika.

ACTIVOS INMOBILIARIOS/ Los 35 millones fueron dedicados a la compra de activos inmobiliarios y llegaron desde cuentas que, según el escrito, funcionaban de forma coordinada. «El análisis de los fondos enviados a España muestra un grado de coordinación entre las cuentas en Estonia», señala el texto, que añade: «Respecto a las 15 transferencias realizadas desde Estonia, existen varios indicios de que son operaciones de blanqueo: las empresas propietarias de las 15 cuentas no tienen actividad económica, ni página web; el patrón de actividad no muestra objeto comercial».

Entre los envíos hay 12.720.000 euros que, como préstamo, fueron transferidos desde dos empresas de la Lavandería Troika (Delco Network y Dino Capital) a las cuentas en Caixa Girona de Anna Kurepina, una octogenaria vinculada a Vladimir Artyakov, número dos de Rostec, la mayor empresa rusa de armamento. Kurepina compró propiedades y fiscalía señala que «en el 2014, vendió esas parcelas a Dmitri Artyakov», el hijo del alto cargo de Rostec. Las mismas compañías que enviaron el dinero a Kurepina transfirieron grandes sumas a sociedad propiedad del músico ruso Sergey Roldugin, amigo íntimo del presidente Putin.

Un tercer envío de 5,2 millones fue a cuentas en el Banc Sabadell de tres rusos, uno de ellos, Pavel Gagarin, presidente de la consultora rusa Gradient Alpha.