El grifo de liquidez abierto por los bancos centrales y los bajos tipos de interés de los últimos años han servido para reactivar y estimular el crecimiento, pero también ha elevado los riesgos que amenazan la economía global a medio plazo. Así lo expresó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en su último informe sobre la Estabilidad financiera global alerta de los crecientes riesgos asumidos por los inversores en la búsqueda de rentabilidad a sus activos y del elevado nivel de deuda con riesgo de impago que arrastran las empresas en países como España, China y EEUU.

El FMI sostiene que, de producirse una recaída significativa de la actividad económica, el 40% de la deuda corporativa en ocho grandes economías correría serios peligros de impago.

Sus analistas no identifican por el momento burbujas en sectores concretos como el inmobiliario o el tecnológico, epicentros de las crisis del 2008 y del 2000, respectivamente. Pero sí subrayan que la baja rentabilidad y los intereses negativos derivados de las políticas de los bancos centrales han empujado a los inversores a buscar rentabilidad en activos de mayor incertidumbre.

INTERESES NEGATIVOS / Esta tendencia parece consolidarse. Uno de cada cinco bonos estatales tendrá intereses negativos durante los próximos tres años, según las previsiones del sector financiero.

Esa búsqueda de rentabilidad ha hecho que aseguradoras, fondos de pensiones y otros inversores institucionales se hayan «convertido en una fuente importante de financiación para empresas no financieras, lo que ha facilitado a su vez el aumento de su nivel de endeudamiento», afirma el FMI. Esta circunstancia llega en mal momento porque la desaceleración del crecimiento y las tensiones comerciales están reduciendo ventas y beneficios de muchas compañías. «Las empresas están tomando más deuda y su capacidad para devolverla se está debilitando», dijo el asesor financiero del FMI, Tobías Adrián.

Su departamento ha analizado qué pasaría si la desaceleración actual diera paso a un frenazo mucho más acentuado, con una caída del crecimiento hasta la mitad de los niveles que alcanzó durante la crisis del 2008 y una subida equivalente de los intereses que pagan las empresas por su dinero prestado. El resultado es poco alentador. «En Francia y España, la deuda con riesgo (de impago) se está acercando a los niveles vistos durante las últimas crisis, mientras en China, Reino Unido y EEUU ya los han sobrepasado», dice su informe. En España, esa deuda potencialmente morosa se concentra tanto en las grandes corporaciones como en las pymes y «se explica en parte por el elevado nivel de deuda de grado especulativo» que existe en el país, un término que alude a la deuda con baja calificación crediticia.

Tras analizar las cinco mayores economías europeas, además de China, EEUU y Japón, el Fondo Monetario Internacional concluye que la deuda en riesgo de impago ante un escenario adverso asciende a 19 billones de dólares. Nada menos que el 40% del total de la deuda corporativa en estos ocho países. Lo que podría crear también muchos problemas para los bancos, particularmente las entidades pequeñas y medianas, las más expuestas a la deuda de las pymes, según el FMI.

Los analistas insisten en que los bancos son hoy más fuertes. Están mejor capitalizados y supervisados, pero hay todavía eslabones vulnerables. «Los intereses negativos y las curvas planas de rendimiento han reducido las expectativas sobre la rentabilidad y la capitalización bursátil de algunos de ellos ha caído hasta niveles bajos», asegura Adrián.