El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido este miércoles de que no descarta que el año que viene se produzca una nueva recesión a nivel mundial por lo que ha instado a los gobiernos a mantenerse alerta y a adaptar sus políticas económicas ante este eventual panorama. En este sentido, el organismo que dirige Christine Lagarde ha considerado que la marcada desaceleración en la economía europea y las tensiones en los mercados financieros hacen aconsejable "relajar" la política monetaria, en un mensaje al Banco Central Europeo, y "actuar con cautela" en el frente fiscal.

"Trabajamos con la previsión de que en el 2012 habrá un crecimiento, aunque modesto, pero la situación podría revertirse, por lo que no podemos excluir el riesgo de recesión", ha admitido Antonio Borges, director del FMI en Europa, durante la presentación del Informe de perspectivas regionales para Europa. Borges ha defendido la necesidad de "cambiar" las políticas económicas para encontrar una solución "duradera" a la crisis de deuda de la zona euro. "Algunos países no tienen otras opciones, pero otros pueden actuar más serenamente, puesto que hay tiempo para encontrar una solución duradera a la crisis de deuda" y así hacer frente a las amenazas para el crecimiento.

"Si bien el deterioro de las finanzas públicas no deja otra opción que reforzar la situación fiscal, la desaceleración del crecimiento exige actuar con cautela", destaca el FMI en su informe. El organismo distingue entre aquellos países donde las presiones del mercado son más fuertes, donde "conviene seguir concentrando la consolidación en el periodo inicial", y entre aquellos donde los planes de consolidación fiscal a mediano plazo son creíbles o han sido más intensos en una etapa inicial. En este último caso, apunta el FMI, existe margen de maniobra para permitir que los estabilizadores automáticos operen plenamente para hacer frente a las sorpresas del crecimiento.

Asimismo, el FMI subraya la necesidad de llevar a la práctica "la nueva arquitectura institucional" acordada el pasado julio por la Unión Europea en el marco de la ampliación de la flexibilidad del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). "Aunque los dirigentes europeos han dado muchos pasos importantes, ahora es necesario poner en acción rápidamente las nuevas herramientas de gestión de crisis convenidas en la cumbre del 21 de julio y mancomunarse en un plan concertado para hacer frente a los distintos componentes de la crisis actual para restablecer la confianza de los consumidores, los mercados y los inversores", ha subrayado Borges.

El FMI ha lanzado un nuevo mensaje al BCE al subrayar la importancia de que los bancos centrales de Europa mantengan una política monetaria con una orientación acomodaticia y estén dispuestos "incluso a distenderla mientras persistan los riesgos para el crecimiento y la estabilidad financiera y se mantengan bien ancladas las expectativas inflacionarias".