El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado en una décima las previsiones de crecimiento de España para este año 2016, situándolas en el 2,6% del PIB, una cifra cuatro décimas inferior al objetivo fijado por el Gobierno en funciones. El dato es preocupante a tenor de las dificultades que está teniendo el Ejecutivo para cumplir con los objetivos del déficit público impuestos desde Bruselas. El pasado ejercicio se cerró con un desfase en las cuentas públicas del 5%, casi un punto por encima del 4,2% pactado con la Comisión Europea. Para 2017, el FMI mantiene intactas las previsiones de enero. Sus analistas estiman que la economía española crecerá un 2,3%.

España no está sola en las rebajas del FMI. Como viene siendo la tónica habitual últimamente, el organismo que preside la francesa Christine Lagarde ha vuelto a recortar las perspectivas del crecimiento mundial debido a una suma de factores como la desaceleración china, los bajos precios de las materias primas, la restricción de las condiciones financieras en algunos mercados emergentes o el frenazo del comercio internacional y la inversión extranjera. “La recuperación mundial continúa pero a un paso cada vez más lento y frágil”, asegura el informe presentado este martes en Washington, donde el Fondo celebra durante toda esta semana su Asamblea de Primavera. En solo tres meses, ha rebajado en dos décimas la proyección del crecimiento mundial, que este año se situaría en el 3,.2% del PIB, prácticamente igual que en el 2015, y en el 2017 aumentaría hasta el 3,5%

En el mundo industrializado, el crecimiento está lejos de ser boyante. La eurozona sigue instalada en la mediocridad pese a las recientes medidas del Banco Central Europeo para estimular la economía y su crecimiento para este año se ha rebajado dos décimas para quedar en el 1,5%. Eso mismo crecería Alemania; Francia quedaría en el 1,1%; e Italia un 1%. “La baja inversión, el alto desempleo y los débiles balances lastran el crecimiento”, dijo Lagarde la semana pasada refiriéndose a la zona euro. Tampoco el Reino Unido o Canadá llegan al 2%, mientras en Estados Unidos el crecimiento se prevé del 2,4%, dos décimas menos de lo estimado en enero, en parte, por la fortaleza del dólar. Peor les va a Rusia y Brasil, sumidos, ambos, en una profunda recesión.

Uno de los problemas en la eurozona sigue siendo el elevado desempleo, que casi dobla al de Estados Unidos. En este sentido, el FMI espera que el paro en España baje este año por debajo del 20% para situarse en el 19.7% al final del ejercicio. El año próximo continuaría reduciéndose, aunque todavía a un ritmo muy lento, para situarse en el 18.3% de la población activa. “La incertidumbre ha aumentado y los riesgos de escenarios de crecimiento más débil se han vuelto más tangibles”, asegura el informe. O dicho de otra forma: “la rebaja consecutiva de las perspectivas económicas futuras acarrea el riesgo de una economía mundial que se frene y caiga en un estancamiento secular generalizado”. A los factores puramente económicos hay que añadir otros elementos de preocupación, según el FMI, como los flujos masivos de refugiados, el miedo al terrorismo, sentimientos en boga como el proteccionismo o la posible salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.

Ante las dificultades que presenta el contexto global, el Fondo recomienda más reformas estructurales para reavivar la recuperación, incluida la desregulación de los mercados de productos y servicios. También reclama políticas fiscales que estimulen el crecimiento en aquellos países que tengan margen para hacerlo. Concretamente habla de inversión en infraestructuras y en innovación y desarrollo. “El PIB de las economías avanzadas podría aumentar más del 5% en las próximas dos décadas si la inversión privada en I+D creciera un 40%. Esto implicaría un coste fiscal relativamente pequeño del 0.4% del PIB anual”, dijo Lagarde la semana pasada.