España saldrá de la recesión el año que viene, pero lo hará con menos fuelle de lo que predice el Gobierno. Esta es al menos la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo que preside la francesa Christine Lagarde augura para el 2014 un crecimiento modestísimo del 0,2% del PIB, lo que mantendría a España a la cola de la eurozona, solo superado por Eslovenia y Chipre, dos economías sumidas en la depresión. Tampoco se prevé que el paro experimente demasiados cambios durante el próximo ejercicio a pesar del abaratamiento del despido y el auge de los contratos temporales.

No está siendo este un año demasiado bueno para casi nadie, aunque las predicciones catastrofistas han desaparecido del lenguaje del FMI. Se ha entrado en lo que el Fondo define como una fase de transición. Las economías avanzadas “se están reforzando gradualmente”, mientras se frena el crecimiento de los emergentes, el gran motor de la actividad económica en los últimos cinco años. “La recuperación de la crisis continúa, pero lo hace con excesiva lentitud”, señala el Informe de Perspectivas Mundiales, presentado esta mañana en Washington en el arranque de la Asamblea Anual del FMI.

Horizonte frágil

España ha dejado de estar en el ojo del huracán. Ya no es el principal motivo de ansiedad en los pasillos Fondo, como lo fue justo hace un año, cuando llegó a recomendar a Mariano Rajoy que pidiera el rescate a Bruselas. Pero el horizonte sigue siendo frágil, aunque ligeramente más optimista que hace tres meses.

Para este año, el fondo ha revisado tres décimas al alza sus previsiones de julio y prevé que la economía española cierre el ejercicio con un crecimiento negativo del 1.3%. El año que viene se saldría finalmente de la recesión para crecer hasta el 0.2% del PIB, una décima más de lo previsto en verano, pero cinco décimas menos del pronóstico del Gobierno. En comparación, se espera que Italia cierre este año peor que España, aunque en el 2014 crecería hasta el 1% del PIB, lo mismo que el conjunto de la eurozona.

Exportaciones insuficientes

Para explicar la anemia de la periferia europea, el Fondo subraya que “la mejoría de la competitividad y las exportaciones no es lo suficientemente vigorosa para compensar la depresión de la demanda interna”. El crédito sigue sin fluir a ciudadanos y empresas, y, como ocurre también en el resto del continente, hay “incertidumbre” por los balances de los grandes bancos. Sus recetas para evitar una década perdida en Europa siguen siendo las reformas estructurales y la integración bancaria. Una idea, esta última, que en Alemania no despierta ninguna prisa.

“A la larga, como le sucede a Japón, se necesitan urgentemente reformas estructurales para fortalecer los índices de crecimiento potencialmente anémicos que plagan la región”, dice el informe. La mejoría de las importaciones y de la competitividad española, forzada por la devaluación interna que ha provocado el recorte generalizado de los salarios, se refleja en el balance por cuenta corriente, el saldo de las operaciones de bienes servicios y transferencias con el resto del mundo.

El paro bajará muy poco

De ser deficitario en el 2012, podría acabar el 2014 en el 2,6% del PIB. Lo que seguirá siendo dramático es la tasa del paro. Solo se espera que baje dos décimas a finales del año próximo (26,7% de la población activa), casi un punto más alto de lo que augura el Ministerio de Economía.

Esta Asamblea Anual del FMI se prolongará hasta finales de semana, cuando se reúnan los ministros de Economía y los gobernadores centrales de los países del G-20. Y esta vez, el foco de preocupación girará en torno a EEUU. No solo preocupa que la batalla política que se vive entre republicanos y demócratas acabe abocando al país a una calamitosa suspensión de pagos que “podría dañar seriamente la economía global”. También hay inquietud por las políticas de la Reserva Federal.

El FMI cree que es hora de que el banco central que preside Ben Bernanke “ponga en marcha planes” para subir los tipos de interés y vender parte de los activos que ha comprado para estimular la economía. Pero también reconoce que la operación salida podría desestabilizar los mercados y dejar al descubierto “vulnerabilidades sistémicas”.