La industria de la telefonía móvil en el Reino Unido está a punto de sufrir la mayor reestructuración de su historia reciente. La compañía francesa France Télécom, propietaria de la operadora Orange, y la alemana Deutsche Telekom, dueña de T-Mobile, anunciaron ayer la apertura de negociaciones "exclusivas" para fusionar sus respectivas filiales en el competitivo mercado británico. La futura alianza tomará la forma de "una empresa conjunta" al 50%, que contará con 28,4 millones de clientes y el 37% del número total de abonados.

El nuevo gigante arrebataría el liderazgo a la española Telefónica con su operador O2. El acuerdo definitivo, según informaron las partes interesadas, debería ser firmado en noviembre, si bien para entrar en vigor necesitará la aprobación de las autoridades británicas y comunitarias en materia de competencia.

Una vez sellada la integración, cuyo coste estimado es de entre 680 y 900 millones de euros, ambas firmas se mantendrán separadas durante 18 meses, hasta que se hayan incorporado todas las condiciones del acuerdo. La nueva compañía telefónica, que posiblemente retendrá el nombre comercial de Orange, espera obtener unos ingresos de alrededor de 10.000 millones de euros.

Tanto la británica Vodafone como la española Telefónica habían entrado en la puja, ofreciendo cada una de ellas en torno a los 4.000 millones de libras para hacerse con T-Mobile. Deutsche Telekom rechazó las ofertas por considerarlas demasiado bajas. Al final son los franceses quienes se llevan el gato al agua, en una fusión que puede terminar beneficiando indirectamente a todos los operadores.

El mercado de la telefonía móvil en el Reino Unido ha sido hasta ahora de una rivalidad especialmente encarnizada. O2 es el líder, con el 28% del sector, seguido del británico Vodafone (25%), Orange (22%), T-Mobile (15%) y Groupe 3, filial de Hutchison Whampoa (7%).