La caprichosa metereología de este año --invierno suave, primavera veraniega y estío muy lluvioso-- ha avanzado en tres semanas la vendimia del hexágono, iniciada este fin de semana. Los expertos aseguran que, a excepción del 2003 --el año de la canícula--, hay que remontarse al siglo XIX para encontrar una cosecha tan precoz, que reducirá en un 6% la producción del vino francés. Pero la que se anuncia como la peor vendimia desde el 2000 puede resultar saludable para un sector cuya competitividad se ha visto mermada en los últimos años a causa de la sobreproducción.

Todo dependerá de la calidad de la uva, inicialmente buena, pero seriamente amenazada por enfermedades provocadas por el exceso de agua de los últimos dos meses. Si el tiempo sigue siendo húmedo en las próximas tres semanas, "la situación será delicada", admite un viticultor de la zona de Burdeos. En caso de que el crudo reúna las condiciones adecuadas, una vendimia menos abundante podría ser incluso beneficiosa para el vino francés, que sufre una caída de las exportaciones debido al auge de los caldos americanos, surafricanos y australianos.

ESTOCS ELEVADOS Los viticultores opinan que, con menos producción, la campaña del 2007 puede ser más fácil de gestionar. "Si el volumen es menor, habida cuenta de que la demanda es estable, los estocs se podrán colocar más fácilmente", confía un productor. Y los estocs no son despreciables. En el 2006, en las bodegas había 40 millones de hectólitros del 2004-2005 que no encontraron salida. Las rentas de los viticultores descendieron el 37% en un año.

En el sector se empezó a hablar de crisis de sobreproducción, unida a una contraproducente estrategia comercial frente a la pujanza de los vinos de otros continentes. La constelación de 440 denominaciones de origen que hay en Francia resulta, a la postre, un inconveniente a la hora de exportarlas. En Burdeos, por ejemplo, hay 57 denominaciones de origen para 10.000 explotaciones y 123.000 hectáreas. Demasiado complicado para el mercado extranjero.

EQUILIBRAR EL MERCADO Este año, se espera que una producción más discreta equilibre la oferta y la demanda. La previsión se sitúa en 49,90 millones de hectólitros frente a los 53,02 del 2006 y los 53,31 del 2005. Un descenso que se acerca más a los 47,5 millones del año de la canícula que al récord del año 1999, en el que se llegó a los 62,9 millones de hectólitros. Las regiones más afectadas son las del suroeste --donde el descenso es del 16% respecto al año pasado--: la de Burdeos (-13%), la de Charentes (-10%) o la del Valle del Loira (-6%). Solo Alsacia y Jura prevén aumentar la producción.

No es la única razón que contribuirá a subir los precios del vino francés, que también sufre un descenso del consumo interno. La producción ha bajado en Australia debido a la sequía y tampoco ha sido buena en Argentina y Suráfrica. En la última década, el hemisferio sur había pasado del 14,8% al 18,5% de la producción mundial de vino.

Pero una cosecha mediocre no beneficia a todo el mundo. A los productores de champagne les ocurre lo contrario que a los viticultores: la demanda no para de aumentar, por lo que la vendimia actual puede dar al traste con sus espectativas de crecimiento del producto francés.