"Este es el final de un mundo". Así definió ayer un dirigente sindical el desgarro que produce en la sociedad francesa la decisión del Gobierno de alargar dos años la edad legal de la jubilación para paliar el déficit del sistema de pensiones. Fijada en los 60 años desde 1983, es un avance social tan excepcional en Europa como emblemático del Estado del bienestar francés. La oposición ha calificado el plan de "irresponsable" y los agentes sociales ya han convocado una jornada de protesta para el 24 de junio.