Después de intensas negociaciones, que al final dieron un giro de 180 grados, Francia y Alemania alcanzaron ayer un acuerdo para acabar con la bicefalia en la sociedad EADS, matriz de Airbus, modelo organizativo que originó los retrasos en la fabricación del superavión A-380 y generó la crisis del consorcio aeronáutico europeo.

El acuerdo, que entrará en vigor en octubre, establece que el alemán Rüdiger Grube, que compartía la presidencia del consejo de administración de EADS con el francés Arnaud Lagardère, permanecerá como presidente único. El francés Louis Gallois, hasta ahora al frente de Airbus, será el presidente ejecutivo de EADS, mientras que el alemán Thomas Enders lo será de Airbus, que, a su vez, tendrá como director general al francés Fabrice Bregier.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la cancillera alemana, Angela Merkel, viajaron a Toulouse, sede de Airbus, para anunciar el acuerdo, que se concretó en un sentido opuesto a las previsiones, que adjudicaban la presidencia de EADS a Enders y la de Airbus a Gallois. Pero Gallois, cuyas relaciones con Enders son tensas, se negó a tener que despachar con el ejecutivo alemán con el que ha codirigido el grupo desde hace un año y amenazó con abandonar la empresa. En el vuelco, Lagardère pierde la presidencia del consejo de administración en favor de Grube.

ALTERNANCIA DE CARGOS Sin embargo, el acuerdo prevé una alternancia de cargos para dentro de cuatro años. Entonces, Lagardère presidirá el consejo, "si quiere", precisó ayer Sarkozy; Gallois se jubilará y la presidencia ejecutiva de EADS pasará a un alemán, probablemente Enders. Mientras tanto, Lagardère representará a la sociedad Sogeade, tenedora de las acciones francesas (15% el Estado y 12,5% Lagardère, porcentaje que pasará a solo el 7,5% en el 2009). Los accionistas alemanes son Daimler, con el 15%, e inversores privados y públicos, entre ellos cinco länder, con el 7,5%. España, a través de la SEPI, tiene el 5,44%.

Sarkozy destacó que el acuerdo significa que "EADS y Airbus serán dirigidas como empresas normales y no como organismos internacionales". Merkel estuvo de acuerdo y calificó el pacto de "equilibrado". Sin embargo, en Francia se levantaron voces que consideran que Alemania ha ganado. Desde el Partido Socialista hasta la mayoría de los sindicatos consideraron que no solo un alemán será el presidente único del consejo de administración, sino que las tres filiales principales estarán en manos de ejecutivos germanos. Los sindicatos expresaron también sus reservas porque el plan Power 8, que prevé el despido de 10.000 trabajadores, sigue vigente.