El grupo del G-7, que representa a las potencias más industrializadas del mundo, llegaron ayer a un principio de acuerdo para reducir e incluso cancelar la deuda de los países más pobres del planeta. En el comunicado difundido tras la reunión celebrada en Londres, los ministros de Economía de Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón expresaron su "voluntad de ofrecer hasta el 100% del alivio de la deuda multilateral", contraída con las grandes instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.

Las condiciones de esas cancelaciones, de las que podrían beneficiarse 37 naciones, aún no han sido establecidas y las propuestas se estudiarán "caso por caso", según el ministro británico de Finanzas, Gordon Brown, propulsor del llamado Plan Marshall para Africa . Los países del G-7 pidieron una moratoria hasta finales del 2005 para el pago de la deuda de los países de Asia afectados por el maremoto.

En otros capítulos económicos, los miembros del G-7 pidieron mayor transparencia a la Organización de Países Exportadores de Petróleo para limitar la inestabilidad del precio de los crudos. Y abogaron por una mayor flexibilidad en determinados tipos de cambio de divisas, aludiendo así a la necesidad de una revaluación del yuan chino frente al dólar.

Todos los países estuvieron de acuerdo en que las perspectivas económicas para el presente año siguen siendo de un crecimiento "robusto" de la economía mundial, pese a algunos "desequilibrios globales". Esas conclusiones volverán a ser revisadas en la cumbre del G-8 en julio.