Los ministros de Economía y los responsables de los bancos centrales del G-7, reunidos ayer en Tokio, reconocieron en un tono pesimista que la situación económica mundial es "más incierta" que en su reunión de octubre. A su juicio, la crisis hipotecaria de EEUU puede sufrir "un mayor deterioro" que golpee de nuevo a las bolsas. Pero, los dirigentes de EEUU, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Canadá no lograron ponerse de acuerdo en las medidas para salir de la crisis.

"El mundo afronta una situación más incierta y desafiante que cuando nos reunimos en octubre, a pesar de que sus bases en conjunto permanecen sólidas. Seguiremos vigilando los acontecimientos y seguiremos tomando acciones apropiadas, individual y colectivamente, para asegurar la estabilidad y el crecimiento en nuestras economías", afirmaron los ministros en un comunicado.

Ningún país escapará a la desaceleración. "En todas nuestras economías, aunque en distinto grado, esperamos que el crecimiento se reduzca de alguna forma a corto plazo", concluyeron. Los 7 países más industrializados del mundo instaron a los bancos a hacer público su nivel de afectación real por la crisis de los créditos subprime de EEUU.

Pese a la aparente unidad, el anfitrión de la reunión, el ministro japonés Fukushiro Nukaga, dejó claro que lo que toca no son medidas concertadas. "Cada país debe superar los obstáculos tomando las medidas que más le convengan", afirmó Nukaga. Y el director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, afirmó que no se le había "pasado por la cabeza" la posibilidad de un esfuerzo conjunto a través de paquetes fiscales de emergencia, ya que "cada economía es diferente".

El gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, se expresó en términos distintos. "Si no se hace conjuntamente, se va a socavar la nivelación del campo de juego", explicó Draghi. Mientras, el secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, se mostró confiado en la economía de su país.

MAS PETROLEO Los ministros pidieron a los países productores de petróleo un aumento de la producción y solicitaron del FMI un estudio de los factores financieros que pueden estar tras la escalada del precio del crudo y sus efectos en la economía global. Por otra parte, los 7 pidieron a China que su moneda, el yuan, se cotice a precio real, es decir que se revalorice y modere así la competitividad de su industria.

Mientras, el presidente del Banco Central Europeo, JeanClaude Trichet, mantuvo ayer la ambigüedad sobre la próxima decisión sobre el tipo oficial de interés en la zona euro. Trichet consideró ayer que la "corrección" en las bolsas continuará "en los próximos meses". Y evitó pronunciarse sobre si el BCE recortará próximamente el tipo de interés, situado en el 4%.