La historia económica de España durante la última década cabe en la vida laboral de Javier Peco, un madrileño del barrio obrero de Villaverde de la capital española. Se le dibuja una sonrisa cuando recuerda sus años de mecánico en la fábrica de Renault, o cuando trabajó en la industria de la cerámica de Castellón. Su sueldo entonces rondaba los 2.000 euros, ganaba más que gastaba y vivía con alegría.

«Aquello se lo llevó la crisis. Dicen que ya ha pasado, pero mi vida de ahora no se parece a la de entonces», afirma a cuento de su modus vivendi actual. Ahora trabaja en un almacén logístico desde las ocho de la tarde hasta las cuatro de la madrugada y gana el Salario Mínimo Interprofesional, que reparte entre su hijo, que no vive con él, y sus padres, que le acogieron en casa después de divorciarse y perder su anterior trabajo. «A los 49 años, no es fácil tener que pedirles que te hagan un sitio, pero con lo que gano, ¿dónde voy?», plantea.

A Javier le gusta la música y adora ir de conciertos, pero los 50 euros de subida salarial no irán destinados a las jaranas. «El abono transporte para ir a trabajar me cuesta 64 euros. Ya solo me faltan 14», ironiza este hombre.