La brecha entre España y la Unión Europea en materia de gasto en protección social sigue disparándose. Según los últimos datos publicados por la oficina europea de estadística (Eurostat), España dedicó en el año 2017, con el Partido Popular de Mariano Rajoy en el Gobierno, el 23,4% del producto interior bruto a pensiones, desempleo, ayudas familiares, dependencia y ayudas a la exclusión social. Se trata de dos puntos menos que un lustro antes y el 4,5% menos que la media europea .

La radiografía pone el foco sobre las desigualdades que siguen existiendo en la UE. Francia se mantiene como el campeón de la protección social y a este capítulo dedica el 34% del PIB, por delante de Dinamarca (32,2%), Finlandia (30,6%), Alemania (29,7%), Austria (29,4%), Holanda (29,3%), Italia (29,1%), Bélgica (28,8%) y Suecia (28,8%). Todos ellos invierten por encima del 27,9% del PIB de la media europea (28% en el 2016 y 28,7% en el 2012) y en mayor proporción que otros vecinos como Reino Unido (26,3%), Grecia (25,2%) y Portugal (24,6%).

Estos dos últimos países, que también sufrieron las consecuencias de la crisis económica y fueron objeto de un rescate comunitario, dedicaron una mayor proporción de sus recursos nacionales a la protección social que España, donde el porcentaje se redujo en cuatro décimas respecto del 2016 (23,8%) y más de dos puntos con respecto al 2012 (25,7%). Por debajo del umbral del 20% están Rumanía, Letonia, Irlanda, Lituania, Estonia, Malta, Bulgaria, Hungría, Chipre y la República checa con niveles que oscilan entre el 14% que dedicaba el Gobierno rumano hace dos años y el 18,6% del checo.

España es el segundo país de la UE que más porcentaje de su gasto en protección social dedica a las prestaciones por desempleo (7,7%), solo por detrás de Irlanda (8,8%) y por encima de la media europea (4,4%). También se sitúa entre los que más dinero dedican a gasto en pensiones (51,6% frente al 45,8% de la UE).