Un día después de que Chrysler anunciara que prescindirá de cerca de 800 de sus 3.200 concesionarios en EEUU, General Motors sumó malas noticias al sector y ayer envió avisos de cese de franquicia a 1.100 de los 6.200 comercios que venden sus coches en el país, que acumulan 1.850 millones de dólares en casi 120.000 vehículos no vendidos. La multinacional tiene hasta el 1 de junio para presentar un plan de viabilidad y el jueves, su consejero delegado, Fritz Henderson, aseguró que la reorganización bajo tutela judicial es "probable".