El plan de reestructuración de General Motors para Opel será "muy similar" al de Magna y supondrá la reducción de unos 10.000 de los más de 50.000 empleos. Así lo anunció ayer el vicepresidente de la compañía, John Smith, un día después de que el grupo anunciase por sorpresa que no iba a vender el 55% de su filial europea.

El ejecutivo defendió la decisión por la mejora de su situación financiera. "Ahora tenemos más flexibilidad para efectuar el plan de reestructuración en solitario", aseguró. El proyecto, adelantó, será presentado "pronto" y tendrá "poca diferencia" con el de Magna porque este estaba basado en el que elaboró General Motors en primavera.

El directivo agradeció el apoyo de España, Alemania, Reino Unido y Polonia. En este sentido, se mostró convencido de que el nuevo plan logrará un apoyo "bastante grande" de los ejecutivos y los sindicatos, si bien advirtió de que la compañía cuenta con un "plan B" si fuera necesario. Además, recordó que el grupo ya ha pagado unos 600 millones de los 1.500 millones de euros del crédito puente que Alemania le concedió.

Como en Europa, la decisión de GM causó sorpresa en EEUU, pero el Gobierno trató de mostrarse totalmente ajeno, a pesar de que el grupo ha recibido desde que estalló la crisis 60.000 millones de dólares en ayudas públicas.