La negociación entre la dirección de Seat y los sindicatos sobre los 1.346 despidos acabó ayer con un fracaso rotundo que obligará a la Generalitat catalana a decidir sobre el expediente de regulación de empleo. En la reunión de ayer, las dos partes se enrocaron en sus posiciones cuando tenían que discutir sobre la indemnización de unos 700 empleados para los que no había medidas alternativas a los despidos. Ante esta situación, el mediador de la Consejería de Trabajo e Industria sólo pudo certificar el fin de la negociación.

Con el desenlace, tras el plazo legal de un mes para negociar el expediente de regulación, la Generalitat asumirá a partir de hoy la responsabilidad de actuar como árbitro del conflicto laboral, con la obligación de dictar una resolución en 15 días.

La directora de Relaciones Laborales, Mar Serna, ya anunció ayer que hará, en los próximos días, un último intento de buscar una solución negociada a la reestructuración de Seat para hacer frente a una caída de la producción y de ventas. Como primer paso, la Consejería anunció que citará a las dos partes en las oficinas del departamento.

ACTA DE DESACUERDO El experimentado inspector de Trabajo Javier Suquía, que ya intervino anteriormente en la resolución de complicados conflictos laborales de Seat y Nissan, redactó el acta del desacuerdo después de una infructuosa reunión de unas dos horas en la que hubo contactos por separado con cada una de las partes y, finalmente, con la dirección y el comité de empresa.

Los sindicatos se negaron a hablar de las indemnizaciones por despido, mientras que la compañía reiteró su rechazo a las prejubilaciones a partir de los 58 años planteadas por los sindicatos, al considerar que son una "solución inviable por causas sobre todo organizativas, además de económicas", según indicó en un comunicado. A la pregunta de a quién se debió el fracaso, un portavoz de Seat indicó que fue "una constatación compartida por todos". El presidente del comité y secretario general de UGT de Seat, Matías Carnero, coincidió en que "la responsabilidad es compartida", y reconoció que hay un exceso de plantilla.