Roque Gistau, quien fue presidente de Expo Zaragoza 2008, opinó hoy que si bien la transformación del recinto de la Muestra Internacional se está desarrollando "exactamente como estaba previsto", su ocupación completa no tendrá lugar según lo planificado, dentro de cinco o seis años, sino que "igual se va a diez años" por la crisis económica y el "parón inmobiliario".

Gistau indicó, en declaraciones a Europa Press, antes de asistir en la capital aragonesa a la presentación del libro Los ingenieros industriales en Expo Zaragoza 2008, en la sede del Colegio de Ingenieros Industriales de Aragón y La Rioja, que hay que "tener paciencia" porque la transformación del recinto que acogió la Expo requiere de la remodelación de los edificios prevista.

Además, el desarrollo de la vegetación, de los parques de ribera, del Parque del Agua, "llevará el tiempo que tardan en crecer los árboles, que son de cinco o ocho años". Por todo esto, afirmó que "dentro de diez años" la opinión sobre la actuación postExpo será "maravillosa".

En este sentido, recordó que hay ejemplos de otras Expo donde "no hubo planificación" para el periodo posterior, como ocurrió en la Exposición Universal Sevilla 1992, y "aquello está de regular para mal", mientras que en la Expo de Lisboa, donde sí hubo planificación de postExpo en la zona "está de bien para mejor" y Zaragoza también "va a ser un caso de bien para mejor".

Respecto al uso de parte de los edificios para sedes del Gobierno de Aragón, Gistau comentó que hay que "hacer lo que sea razonable para poder ocupar aquello" y, por eso, "que haya una componente institucional", que rondará el 50%, "está bien".

El resto, agregó, tendrá que dedicarse "a oficinas más pequeñas y servicios auxiliares", para recordar que "siempre he echado de menos en esta Expo" que una parte de los usos posteriores fueran para zona residencial. "Lo dije en su momento y no me hicieron ningún caso y hoy tampoco, pero hubiera estado bien" que hubiera habido "algo de uso residencial, no mucho", incidió.

Por otra parte, rechazó la posibilidad de que el telecabina que une la margen derecha del Ebro con el recinto se quede. "Hay que desmontarlo y llevarlo a la nieve, que es donde tiene que estar; nunca fuí partidario de mantenerlo", remarcó.