La economía española no precisa de una "intervención inmediata". Y aunque así fuera, la "saneada" situación de las cuentas públicas permitiría bajar los impuestos para combatir la desaceleración. Este es el mensaje con el que el secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña, abanderó ayer el optimismo del Ejecutivo ante las turbulencias financieras y bursátiles.

El número dos del Ministerio de Economía se mostró convencido de que España "puede aguantar sin mayor dificultad unos meses más esta situación". Reconoció, eso sí, que para lograrlo resulta "vital" que las bolsas superen el batacazo y se estabilicen en unas semanas. Sería lógico, dijo, que así sucediera, pues el desplome del lunes "no responde a razones objetivas". Ocaña restó importancia a esta espectacular caída (7,54%). "Ayer no se destruyó ningún empleo ni ninguna empresa tuvo problemas", afirmó en un acto de la Fundación Rafael del Pino. Con todo, aseguró que el Gobierno estará "muy, muy alerta" para evitar que los problemas de la bolsa contaminen otros ámbitos.

El descalabro bursátil del lunes obligó a reaccionar a la cúpula del Ejecutivo. "Ante las turbulencias, vamos en un barco seguro que es la economía española", afirmó José Luis Rodríguez Zapatero. Para el presidente, el "problema esencial" siguen siendo las turbulencias generadas por la crisis de las subprime americanas. "No somos inmunes a esta situación, pero estamos preparados mejor que nunca para hacerle frente", sentenció Ocaña.

MEJORES PRESTACIONES Lejos de atender a las voces que reclaman reformas estructurales y contención del gasto, el líder del Ejecutivo se comprometió a "seguir incrementando" la protección social. "Los únicos decretos que contemplo en el horizonte de la próxima legislatura son mejorar las prestaciones, las pensiones, las ayudas a la vivienda, las becas, el bienestar del conjunto", adelantó en un acto de los socialistas.

EXAGERACION En la misma línea, el vicepresidente económico, Pedro Solbes, reiteró desde Bruselas que "se están exagerando" las consecuencias de la crisis bursátil. Admitió que en caso de recesión en EEUU, la economía española se vería perjudicada. Pero puntualizó que eso solo implicaría una reducción del crecimiento, "no una crisis o una recesión". El ministro descartó adoptar planes de choque o rebajas drásticas de impuestos, como plantea el PP.

Su análisis encontró el aval de sus homólogos europeos. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, estimó que los gobiernos no deben caer en actuaciones "irracionales, en manada y a corto plazo" como la de los mercados bursátiles. "La situación económica en EEUU no es comparable de ninguna manera con la de Europa o la zona euro", añadió. La titular francesa de Economía, Christine Lagarde, fue más lejos: "Aunque EEUU entre en recesión, no es una tragedia en sí misma", indicó.