Superado el estupor del primer día, el Gobierno francés empezó ayer a reaccionar ante el gigantesco fraude de 4.900 millones de euros descubierto en la Société Générale (SG). El primer ministro, François Fillon, instó a la ministra de Economía, Christine Lagarde, a que le aporte "en ocho días todas las indicaciones sobre la manera en que han pasado las cosas, de modo que se pueda, si se da el caso, proponer soluciones".

El presidente, Nicolas Sarkozy, de viaje oficial en la India, calificó lo ocurrido de "fraude interno de gran amplitud" en la SG, pero lo desligó de la crisis financiera "proveniente de Estados Unidos" y dijo que la fiabilidad del sistema francés no está afectada. Fillon explicó que se enteró de lo ocurrido el miércoles, un día antes de hacerse público, y sugirió que "quizá el Gobierno debería haber sido advertido antes".

Mientras, aumenta el escepticismo sobre la posibilidad de que un hombre solo, el broker Jér´me Kerviel, de 31 años, haya podido causar las mayores pérdidas de la historia bancaria. El propio Fillon reconoció que "es difícil (...) entender cómo una persona sola puede, en un plazo relativamente corto, ocasionar pérdidas tan considerables".

Algunos analistas sospechan que la SG ha "inflado el globo" para ocultar otras pérdidas. Esta posibilidad fue desmentida por el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer. Según la prensa económica, las posiciones liquidadas por la SG sumaban entre 50.000 y 70.000 millones de euros, más que los fondos del banco.

Kerviel seguía ayer sin aparecer, aunque según su abogada, está en Francia a disposición de la justicia.