Desafiando corrientes --incluso dentro del Gobierno-- que consideran cada vez peor beber cualquier tipo de alcohol, la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, lanzó ayer su Estrategia Vino 2010 con el fin de convertir España en el líder vitivínicola del mundo. Para ello ha consensuado con el sector 58 medidas que costarán 133 millones de euros.

Por primera vez se trata de una acción coordinada que implica a todos los agentes relacionados con el sector, desde los viticultores hasta los consumidores pasando por la industria auxiliar, los distribuidores y los restaurantes.

Ante todos los representantes de estas actividades, Espinosa defendió ayer en el Ministerio de Agricultura que el vino "está vinculado a los territorios, a la historia y a la cultura mediterránea", en paralelo a lo que el director de la Federación Española del Vino (FEV), Rafael del Pino, reiteró sobre la necesidad de no "demonizar" este producto "que consume una mayoría de manera moderada y solo una minoría en exceso".

La estrategia se presenta después de un largo debate con el sector y se apoya en dos realidades: una, que España es el país con la mayor superficie cultivada del mundo --el 14,8% del total mundial-- y, la otra, es que la demanda de vino en el mundo está creciendo y las estimaciones apuntan a que el consumo crecerá el 4,8% y el gasto se incrementará el 9,4% hasta el 2010.

Con estos mimbres, Espinosa se preguntaba ayer si España "será capaz de ser ambiciosa", y se aumentará un 10% las exportaciones, primer objetivo del plan. La respuesta del presidente de la FEV es que España puede perfectamente pasar de exportar 14 millones de hectólitros a 16 millones y convertirse en el primer país emisor de vino del mundo por encima de Francia e Italia. En una segunda fase habrá que preocuparse también de aumentar el valor de las ventas.

SECTOR ATOMIZADO Un 35,5% de las empresas no tienen empleados y otro 51,75% no llega a 10 trabajadores. Las cooperativas son el 18% del sector y producen el 60% del vino. Agricultura quiere reducir la atomización del sector favoreciendo las fusiones empresariales, las concentraciones, los sistemas de comercialización común y las inversiones en investigación.

El sector y el Gobierno son optimistas y consideran que España puede "aprovechar la oportunidad". Para conseguirlo serán necesarios cuatro ejes centrales: más profesionalidad, más competitividad en toda la cadena de valor, más calidad en el producto y orientarlo todo al consumidor, sin olvidar que es necesario ayudar a las empresas a vender en el mercado interior y exterior. La estrategia se presenta cuando Bruselas quiere anunciar la nueva reforma del OCM del sector del vino.