Ante el fracaso de Plan Vive destinado a revitalizar el sector del automóvil el Gobierno aprobó ayer una reforma que modifica las ayudas para la compra de coches menos contaminadores que permitirá financiar hasta 10.000 euros sin intereses, el doble que hasta ahora. Además, las subvenciones se ampliarán a automóviles de ocasión de no más de cinco años de antigüedad y a vehículos comerciales ligeros.

El balance de los 100 días del Plan Vive no ha podido ser más desolador. Hasta el mes pasado, apenas 50 coches se habían acogido a las ayudas. Ante el clamor del sector del automóvil y con una caída de las matriculaciones del 23% de enero a octubre, el Consejo de Ministros amplió las subvenciones destinadas a los propietarios que decidan cambiar su coche antiguo por uno nuevo más innovador y ecológico. Se trata de "dar más facilidades a los propietarios de automóviles para acogerse al plan", dijo la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega.

Si antes se exigía que el vehículo destinado al desguace tuviera 15 años, ahora bastará con que tenga 10. Incluso el Ministerio de Industria obviará este tope de años si el coche ha rodado más de 250.000 kilómetros. Según De la Vega, esta única medida puede incrementar el número de potenciales beneficiaros de las ayudas de cuatro a nueve millones de personas.

También la reforma amplía el precio máximo de los coches subvencionables de 20.000 a 30.000 euros. Además, incluye las furgonetas con un peso de hasta 3.500 kilogramos y vehículos usados que no tengan más de cinco años si el propietario envía al desguace un coche de 15.

Quienes se hayan acogido al antiguo plan podrán adaptar las condiciones al nuevo. El Gobierno aseguró que el impacto presupuestario es nulo, ya que no incrementará la partida de 1.200 millones que el Ministerio de Industria había destinado para el Vive en el periodo 2008-2010.

Las valoraciones del nuevo Vive por parte de las patronales del sector se decantaron ayer por destacar que el vaso está medio lleno al elogiar el cambio, que recoge una buena parte de sus peticiones, pero no la de dar una ayuda directa en lugar de bonificar el crédito.

Mientras, la marca automovilística alemana Opel, propiedad del consorcio General Motors, ha solicitado al Gobierno de Alemania y de los Estados federales del país en los que tiene plantas de producción ayudas y garantías para afrontar la crisis, según informó el responsable de la compañía, Hans Demant.

ALUD DE SUSPENSIONES La resistencia de los concesionarios está llegando al límite. Los concursos de acreedores --las antiguas suspensiones de pagos-- o los cierres de distribuidores de vehículos afectarán en los próximos meses a un 40% de las empresas, alertó la Federación de Concesionarios (Faconauto).