La difícil situación del textil español frente a la amenaza de las importaciones de países como China requiere una profunda reconversión, con un aumento de las bases tecnológicas, de su competitividad y de su grado de internacionalización. Para lograrlo, el Gobierno propone como objetivos "fomentar las actividades de mayor valor añadido y deslocalizar o subcontratar las fases de producción más intensivas en mano de obra".

La recomendación de la Secretaría de Estado de Turismo y Comercio, que supone desviar los procesos fabriles de menos valor añadido hacia países con mano de obra más barata, aparece en el informe Situación del textil español: internacionalización. Esta opinión está muy extendida entre los expertos del Ministerio de Industria y los profesores universitarios y empresarios del sector.

Pedro Mejía, secretario de Estado de Comercio y Turismo, dijo en la presentación del texto que "el término deslocalización ha adquirido tintes peyorativos, pero las empresas españolas pueden verse en la necesidad de instalar plantas en ciertos mercados de países competitivamente más ventajosos y eso no quiere decir que reduzcan empleo".

LAS VENTAJAS Mejía no ve "malo" que en el proceso de internacionalización del textil "sitúe parte de la producción en otros mercados, porque las empresas han de ser competitivas, deben maximizar las distintas fases de la producción y porque, en determinadas circunstancias, puede ser más ventajoso tener la producción en otro sitio". Jesús Candil, director general de Política Industrial, considera que la deslocalización en el textil es un "fenómeno natural", que utilizan ya algunas empresas españolas que fabrican en el norte de Africa.

Industria ha creado un observatorio sectorial, con participación sindical, en donde se pueden discutir "ayudas" para las reestructuraciones de plantillas en el caso de que sea necesario, asegura Candil.

CONSUMO INTERNO ESTANCADO El sector textil está generando muchas sensibilidades en la sociedad española, máxime cuando el 1 de enero desaparecerán las trabas a las importaciones de los textiles chinos. La producción española no ha crecido desde 1995, el consumo interno de textiles nacionales está estancado y, aunque las exportaciones se han doblado, las importaciones también se han duplicado y el saldo exterior es negativo. Esto ha provocado una caída de 51.000 empleos en los últimos 20 años.

Mejía descarta que a partir del 2005 se produzca una aceleración en la penetración de los artículos chinos en el mercado español. No obstante, Comercio e Industria han elaborado un programa ambicioso para la internacionalización del sector y su reconversión tecnológica.

Ahora sólo hay 83 grandes empresas de 7.000 fabricantes de textiles. Estas sociedades representan el 65,7% de la exportación, el 48,1% de la facturación y el 15,5% del empleo del sector.

Frente a la atomización del sector y la presión de las grandes cadenas de distribución que se decantarán más por los productos baratos de China, el Gobierno propone aprovechar la capacidad productiva de las empresas, fomentar la gama alta de los productos y promocionar la marca made in spain.

SUBVENCIONES El Ministerio de Industria destinará 100 millones de euros (más de 16.000 millones de las antiguas pesetas) entre el 2005 y el 2007 para un programa de fomento de investigación especializado en el sector textil y de la confección. De las ayudas podrán beneficiarse empresas, entidades y centros tecnológicos sin ánimo de lucro.