El Gobierno quiere que la factura eléctrica suba de forma moderada en octubre para los consumidores domésticos. Para ello, tiene previsto congelar la parte de la tarifa que está bajo su control, según se lo comunicado a la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

La congelación afecta a las tarifas de acceso o peajes: la parte del precio final de la luz con que se paga el mantenimiento y uso de la red y otros componentes especiales, como las primas a las renovables o los costes de la moratoria nuclear.

Con todo, el precio de la electricidad también se compone de otros dos elementos: el coste de la energía (que se fija en una subasta que tendrá lugar el próximo martes) y los impuestos. Pese a la congelación, es probable que la factura suba, ya que los precios de la energía han subido moderadamente durante el verano y el IVA que se aplica a la luz se elevó desde el 16% al 18% en julio. El alza, en cualquier caso, será menor de lo que hubiera sido de proponer el Gobierno un incremento de los peajes del 10%, como hizo en julio.

De confirmarse el encarecimiento, sería el primero desde enero. El Gobierno tenía la intención de subir la tarifa en julio, pero decidió congelarla tras alcanzar un principio de acuerdo con el PP para negociar un pacto de Estado en materia energética. Las conversaciones están en punto muerto y la subida de la luz podría darles la puntilla, porque los populares se han opuesto a ella.

La congelación de parte de la factura podría, además, incrementar por encima de lo previsto el déficit de tarifa (los ingresos que aporta son inferiores a los costes del sistema), que ascendió a 12.906 millones de euros al cierre del 2009 y que el Gobierno había determinado que solo se pudiese incrementar en otros 3.000 millones durante este ejercicio.