El recibo de la luz volverá a subir en enero, tras el 2,67% que se encareció a comienzos de este año y el 4,8% que se elevó en octubre. El volumen del alza, con todo, es incierto.

La subasta de la electricidad con la que se fija la parte de la tarifa que refleja el coste de producir la energía dio ayer como resultado unos precios el 4,5% superiores en su parte fundamental (49,07 euros el megavatio-hora). Según estimaciones de distintas fuentes de las empresas y el sector, este alza debería dar lugar a encarecimientos de la tarifa de entre el 5% y el 10%.

Tal disparidad se debe a que al coste puro de la energía se suman otros componentes, como los pagos por capacidad o los incentivos a la disponibilidad de las centrales. Entre ellos, por ejemplo, las ayudas aprobadas para el carbón nacional, que van a encarecer los precios finales de los consumidores. Fuentes del Ministerio de Industria defendieron ayer que, en consecuencia, hacen falta días para calcular el resultado final de la subasta.

Pero en el sector se estimaba ya ayer que, con todos sus componentes, la subasta ha arrojado un incremento de en torno al 21%, que daría lugar a esas subidas de la factura de hasta el 10% (unos tres euros y medio al mes para un usuario medio).

El precio final incluye las tarifas de acceso o peajes --con que se paga el mantenimiento y uso de la red y otros componentes especiales, como las primas a las renovables o los costes de las nuclear-- que el Gobierno ha decidido congelar, y los impuestos, que subieron en julio.

La subida final, en cualquier caso, dependerá de la voluntad del Gobierno, porque como admite el propio Ejecutivo, no deja de ser una "decisión política". El alza afecta a unos 20 millones de usuarios domésticos --hogares y comercios, principalmente-- que tienen una potencia contratada inferior a 10 kilovatios (KW) y que, por tanto, tienen derecho a la tarifa regulada (TUR).

REBAJA DE LOS PEAJES El Ejecutivo incluso podría frenar la subida, como hizo en julio. Entonces, rebajó los peajes para neutralizar el encarecimiento del coste de la producción. La medida fue exigida por el PP para sentarse a negociar un pacto de Estado en materia energética. En octubre, sin embargo, el Gobierno decidió aplicar el alza de la parte variable del recibo para evitar que se disparase el déficit de tarifa (la diferencia estructural que suponen unos ingresos del sistema permanentemente menores que sus costes).

Lo más probable es que en enero repita la jugada, ya que el desfase de la tarifa no ha dejado de crecer este año desde los ya abultados 14.600 millones de euros con que cerró el 2009.