El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, propone endurecer las jubilaciones anticipadas voluntarias e incentivar los planes de pensiones de empleo frente a los individuales, según ha explicado durante su comparecencia en la Comisión del Pacto de Toledo para la reforma de las pensiones.

Escrivá enumeró tres palancas para abordar el reto demográfico que existirá a partir de mediados de la década --cuando la generación 'baby boom' se jubile-- pero que es, a su juicio, un "crecimiento del gasto en pensiones bastante manejable y reconducible", que pasan por volver al marco previo a la reforma de 2013 (2011), incentivos "positivos" para prolongar la vida laboral y el desarrollo de la previsión social complementaria.

Por un lado, Escrivá propone incentivar la demora de la jubilación y endurecer las jubilaciones anticipadas voluntarias. Las prejubilaciones han crecido un 66% desde el año 2014, hasta los 50.000 personas el año pasado, porque "el diseño del incentivo es muy regresivo y el desincentivo es mucho menor del que uno puede suponer", según el ministro. La penalización sobre la pensión para la jubilación anticipada voluntaria es del 8%, aunque según el ministro en muchos casos es por debajo, por lo que "hay margen de rediseño para que sea más desicentivo".

Respecto a retrasar la jubilación, Escrivá ha asegurado que hay varios incentivos pero con muy poca aplicación porque las posibilidades existentes son "muy poco conocidas y nada evaluadas". Por ello, el ministro ha anunciado la evaluación de esos mecanismos y campañas de publicidad para darles impulso. "Habrá mucho más porcentaje de personas en edad de jubilación que querrán estar activos en el mercado de trabajo, pero hay que ofrecerles es un esquema bien diseñado que les generen incentivos", ha asegurado.

Por otra parte, el ministro también ha planteado la posibilidad de reducir los beneficios fiscales de los planes de pensiones individuales para trasladarlos al sistema de pensiones de las empresas, un modelo similar al que tiene el País Vasco. Según las cifras del Gobierno, en España dominan los planes individuales, con una rentabilidad del 2,5%, mientras que los planes de empleo tienen una rentabilidad del 4%. “Una parte de esta brecha tiene que ver con que las comisiones son del 1,2%. Son un producto extraordinariamente caro”, ha reconocido el ministro.

Borrador como punto de partida

Escrivá se ha mostrado partidario de establecer el borrador del Pacto de Toledo de febrero de 2019 como punto de partida, cerrando así cualquier polémica. Esta reforma no logró salir adelante en vísperas de las elecciones, según la mayor parte de los grupos, por los numerosos votos particulares que presentó Unidas Podemos, entonces representado por la actual ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Según fuentes del Ejecutivo, este tema se ha analizado dentro del gobierno y "hay consenso".

Además de este documento, para Escrivá hay otra variable fundamental para abordar las jubilaciones, la enorme "incertidumbre" que genera en los pensionistas las previsiones catastrofistas sobre el futuro del sistema que han hecho que pierdan confianza y eso "merma los ingresos del sistema". Para ejemplificar esta afirmación el ministro ha asegurado que el 85% de los autónomos en 2019 ha optado por la cotización mínima y el 16% de los jubilados han sido jubilaciones voluntarias. "Eso es algo que hay que revertir con radicalidad y decisión y eso pasa por un acuerdo en el Pacto de Toledo y a nivel diálogo social", ha explicado Escrivá en el Congreso.