España puede considerarse ya un miembro más del G-20, el grupo que se colocó en noviembre del 2008 al frente de la gestión internacional de la crisis. Fuentes de la Moncloa aseguraron ayer en Bruselas que España es un "invitado permanente" y que por eso acudirá a las citas de Canadá (junio) y Corea del Sur (noviembre). José Luis Rodríguez Zapatero cerró ayer un Consejo Europeo excepcionalmente positivo para su gestión, gracias al pacto sobre Grecia, y recibió con gusto el encargo que Nicolas Sarkozy les hizo a él y al presidente permanente, Herman van Rompuy: preparar la posición europea que se va a llevar a la cumbre.

El presidente francés propuso que Van Rompuy y Zapatero diseñen la estrategia que los socios europeos defenderán en la ciudad canadiense de Toronto. Los dos dirigentes tendrán que redactar un documento que será presentado a sus homólogos antes de la cumbre del G-20 (países desarrollados y emergentes).

Si España ha estado en las tres últimas reuniones es porque, en la primera, Sarkozy cedió una de sus dos sillas: una por presidencia de la UE y otra por miembro del G-20.

VIAJES A COREA DEL SUR El Gobierno se ha volcado en hacer todos los contactos necesarios para apuntalar la presencia de España. El ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, ha viajado tanto a Canadá como a Corea del Sur en los últimos meses, y el Rey visitará el país asiático próximamente. En la reunión preparatoria del G-20 de junio de la semana pasada fue el secretario general de Presidencia, Bernardino León, el encargado de los contactos.