Una «carta a los reyes magos» con dos deseos. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, pidió ayer al Ejecutivo que se forme tras las elecciones que actúe «de forma tan exquisita como se han comportado los Gobiernos hasta ahora» con la entidad, sin «injerencias políticas» y respetando su gestión profesional «como mejor forma de devolver las ayudas». Y al mismo tiempo, que tenga la «idea clara» de continuar con su venta.

La privatización del banco, argumentó en un encuentro con periodistas previo a su junta de accionistas de hoy viernes, es «buena para los españoles», pues evita «cualquier tentación de utilizar Bankia con injerencias políticas o como banca pública». Un planteamiento para el que ve apoyo: «Creo que los grandes partidos están de acuerdo conmigo».

El ejecutivo, eso sí, admitió que ahora «no es buen momento» para vender por la caída de los bancos en bolsa. Pero se mostró convencido de que la política monetaria cambiará «en algún momento» y la cotización subirá. En este sentido, admitió que el retraso en la subida de tipos «penaliza» a la entidad, pero confirmó sus objetivos de ganar 1.300 millones en el 2020 y de repartir 2.500 millones a los accionistas entre el 2018 y ese año.

El banquero también negó que busque la privatización para fusionar el banco: «Como dije el año pasado, no hay fusiones ni encima de la mesa ni sobrevolando la mesa». Eso sí, admitió que los tipos bajos «generan una fuerte tensión en ingresos y rentabilidad» en el sector, lo que «incentiva» la consolidación para ahorrar costes. Pero Goirigolzarri no espera estas operaciones a corto plazo, sino «si duran los tipos bajos dos o tres años más».

El ejecutivo también restó gravedad a la desaceleración de la economía española: está en línea con lo esperado hace cinco o seis meses y el crecimiento rondará un «vigoroso» 2% este año y el próximo. De hecho, el banco ha contratado por primera vez desde que nació en el 2010 a 200 personas y prevé que este año dejen de caer su cartera de crédito, sus ingresos y sus beneficios.