El Wall Street que abrió ayer fue otro Wall Street, el del inicio de una nueva era sin bancos de inversión. Los dos gigantes que quedaban en el mercado --Goldman Sachs y Morgan Stanley-- se convirtieron, bajo el rápido beneplácito de la Reserva Federal, en bancos comerciales tradicionales con el objetivo de salvarse de la pira en la que en los últimos meses han ardido sus otrora tres grandes competidores (Merrill Lynch, Lehman Brothers y Bear Stearns). Se pone fin así a 75 años de distinción entre los bancos comerciales y los de inversión, que data de la Gran Depresión.

Con esta decisión, Goldman Sachs y Morgan Stanley buscan protegerse de la bancarrota, mientras que para la Reserva Federal es una forma de garantizar la estabilidad de los mercados. Ahora los dos bancos afrontarán toda una serie de regularizaciones que como entidades de inversión no experimentaban, incluidos los requisitos de capital en depósito que, entre otros motivos, es la causa por la que los bancos comerciales han resistido mejor a la crisis. Con el cambio de estatus ambas podrán acceder a fuentes más estables de financiación (los depósitos de ciudadanos y empresas).

A cambio, se acabará para ellos la independencia y la regulación laxa basada sobre todo en operaciones a corto plazo que durante décadas convirtió a estos bancos en unas máquinas de amasar fortunas. En los últimos 30 años, estas entidades iban por delante de los bancos comerciales como la principal fuente de financiación de las industrias.

Ayer, The Washington Post publicaba unas cifras que ayudan a entender la forma en la que trabajaban los bancos de inversión y algunos de los motivos de esta crisis. Como bancos de inversión, Goldman y Morgan apenas cubrían con dinero real sus masivas apuestas inversoras. Goldman Sachs, por ejemplo, tiene una proporción de un dólar en su poder por cada 22 invertidos, y el ratio de Morgan Stanley es aún superior. La proporción del comercial Bank of America, uno de los ganadores de la crisis que va camino de ser el principal banco del país, es de un dólar por cada 11 dedicados a inversiones. Asimismo, ayer se hizo público que Mitsubishi UFJ Financial Group, el principal banco japonés, comprará el 20% de Morgan Stanley.

EN ESPAÑA Mientras, la cooperativa vasca Caja Laboral informó ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores de que la quiebra de Lehman Brothers ha atrapado una de sus inversiones. Se trata de 162 millones de euros que la caja adquirió en unos bonos sobre una subsidiaria en Holanda.