Las necesidades de capitalización de las cajas de ahorros españolas podrían oscilar entre los 22.000 y los 59.000 millones de euros, por encima de los 20.000 millones estimados por el Gobierno, según un informe publicado hoy por el banco estadounidense Goldman Sachs. El informe explica que la exposición de las entidades financieras españolas al sector inmobiliario y constructor alcanza 390.000 millones de euros, de los cuales 217.000 corresponden a las cajas de ahorros y 161.000 millones a los bancos. Así mismo, el informe distingue entre los 70.000 millones que del sector inmobiliario y los 320.000 de crédito al promotor. Con estos datos, Goldman Sachs sitúa en 22.000 millones de euros el importe necesario para mantener en el 9 % el capital principal o de máxima calidad de las entidades durante un plazo de dos años, aunque la cifra alcanzaría los 32.000 millones en caso de que el capital exigido fuera del 10 %. No obstante, en caso de crisis extrema, la cifra subiría hasta 59.000 millones de euros incluso si los requerimientos de capital básico fueran del 9 %. Goldman Sachs señala que en lo fundamental todas las cajas se convertirán en bancos, e indica que la procedencia del capital será tanto privado como público, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). No obstante, señala que el capital de origen privado será el dominante en el sector bancario español en los próximos años y destaca que los tres o cinco mayores bancos españoles serán los más beneficiados del proceso de reestructuración, ya que ampliarán su cuota de mercado. En este sentido, eleva su recomendación a dos bancos españoles -Banesto de neutral a comprar y Sabadell de vender a neutral-, y mantiene en comprar la del BBVA y en neutral la del Santander. El informe aclara que de las 17 cajas resultantes de la reestructuración del sector, tan sólo tres -Caja Madrid, la Caixa y Banco Base- tienen un carácter sistémico, ya que concentran entre el 50 % y el 70 % de los activos. No todas las cajas son iguales, prosigue el informe, que señala que las cajas se han ganado una reputación de "bancos malos" que no se corresponde con la realidad, ya que algunos bancos comparten los mismo niveles de exposición a activos tóxicos. Así mismo, no considera los créditos hipotecarios como parte de los activos tóxicos, ya que cerca del 82 % de ellos tiene una relación entre el importe del préstamo y el valor de tasación del inmueble -lo que se conoce como "loan to value", LTV por sus siglas en inglés- inferior al 80 %, el nivel recomendado. En el 56 % de los casos, añade, se sitúa entre el 50 % y el 80 %, por lo que aunque el estudio calcula que el precio de la vivienda sufrirá aún un descenso del 35 %, las pérdidas ocasionadas por esta caída serán limitadas. En conjunto, Goldman Sachs estima que las pérdidas estimadas para el sector podrían oscilar entre los 159.000 y los 238.000 millones de euros.