El presidente del BBVA, Francisco González, reconoció ayer, en la junta de accionistas del banco realizada en Bilbao, que el escándalo de las cuentas secretas de Jersey "deterioró de forma apreciable" la imagen del banco. En marzo de 2002, explicó González, el BBVA "alcanzó su máximo nivel en las encuestas de reputación y valoración de imagen". Pero ésta se vino abajo cuando estalló el conflicto. La rápida explicación de los hechos y la colaboración con la justicia y los reguladores hicieron que en septiembre "el BBVA volviera a situarse a la cabeza del sector," añadió el presidente del banco ante la junta.

Las cuentas secretas no sólo han dejado secuelas en la imagen del banco. Ayer, sólo dos de los 17 exconsejeros del antiguo BBV, Alfonso Cortina, presidente de Repsol, y José Antonio Saénz de Azcúnaga, asistieron a la junta, aunque todos habían recibido la invitación. "He venido porque he sido invitado, y no tengo ni idea de qué han hecho el resto de los consejeros" explicó Cortina.

REFORMA DE CODIGOS

Para que no vuelvan a producirse situaciones como la del 2002, el banco ha hecho una profunda reforma del código de buen comportamiento, "sobre la base de principios éticos más sólidos, transparencia e independencia," según manifestó el presidente de la entidad financiera vasca.

Así, la memoria del 2002 es algo más transparente en cuanto a las retribuciones. Los consejeros cobraron en remuneraciones fijas 4,7 millones de euros (más de 782 millones de pesetas) en el 2002, frente a 1,7 millones de euros durante el 2001. Hay que sumar las dietas y retribuciones variables por importes de 2 millones de euros el año pasado.

Durante la asamblea, González tuvo que hacer frente a críticas de los accionistas sobre las retribuciones. "Ustedes se tendrían que bajar el sueldo por ética profesional y por honor torero. Entonces serían creíbles" le espetó uno de los accionistas a González y a todo el consejo. Los beneficios del BBVA cayeron el año pasado un 27%, de 2.363 millones de euros (393.170 millones de pesetas) a 1.719 millones.

González respondió a las intervenciones en un tono duro. Pidió a varios de los intervinientes que "no vengan a hacer demagogia" y recordó que los resultados del banco, aunque no han sido buenos, están por encima de la media del sector en Europa. No aludió, sin embargo, a las peticiones de que los consejeros y los ejecutivos rebajaran sus salarios.

FALTAR A LOS OBJETIVOS

"No hemos cumplido los objetivos --respondió a otro accionista que había pedido la palabra-- porque las circunstancias del año pasado han sido excepcionales y no sabemos hacer milagros ni somos magos". González dijo que no era momento de hacer previsiones dada la incertidumbre económica, pero señaló que el BBVA irá "de menos a más".