La pugna en el PP por el control de Caja Madrid, abierta desde hace más de un año, ha alcanzado su punto máximo. Ignacio González --vicepresidente madrileño y candidato de la presidenta regional, Esperanza Aguirre, para la presidencia de la entidad-- hizo ayer oídos sordos a las críticas que recibe desde su propio partido. "Si hay acuerdo y consenso, por supuesto que asumiría esa responsabilidad", aseguró a Onda Cero.

No se refería a un acuerdo entre Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy, sino a una alianza entre la presidenta, los socialistas madrileños y los sindicatos. Sin embargo, el líder nacional del PP no quiere quedar marginado de la decisión, pese a que públicamente aboga por la despolitización de las cajas. Rajoy, además de intentar vetar a González, pretende situar a Rodrigo Rato como presidente de Caja Madrid, como ayer se encargaron de confirmar en su nombre Javier Arenas y Cristóbal Montoro.

El líder del PP andaluz subrayó que "cualquier institución entendería como un lujo poder contar" con el exvicepresidente económico y exdirector gerente del FMI, también apoyado, sin nombrarlo, por el portavoz económico: "El futuro presidente de Caja Madrid debe ser una persona conocedora del sector, que tenga experiencia, que sea reconocido dentro del mundo económico y que no venga de la política directa".

Rajoy comunicó a Aguirre el jueves su rechazo a que González se convirtiera en el sustituto de Blesa al frente de la cuarta entidad financiera, por más que hubiera alcanzado un preacuerdo con los socialistas madrileños.