El malestar del ministro de Economía, Luis de Guindos, por el anuncio de la patronal bancaria AEB de designar como futuro presidente a quien hasta hace mes y medio era director de Regulación del Banco de España, José María Roldán, ha pasado de las palabras a los hechos.

El ministro De Guindos anunció ayer, en los pasillos del Senado que «en las próximas semanas» el Gobierno revisará el régimen de incompatibilidades del Banco de España para «ajustarlo» a la normativa sobre estas cuestiones que rige en la Administración General del Estado (AGE). Ello implica elevar de seis meses a dos años el periodo durante el cual los altos cargos del Banco de España no podrán ocupar puestos en el sector privado relacionados con sus tareas anteriores en la institución.

Aunque, según aclaró el Ministerio de Economía, la reforma del régimen de incompatibilidades del Banco de España anunciada no tendrá carácter retroactivo, lo cierto es que, en la práctica, el anuncio del cambio legal torpedea la decisión adoptada el 29 de octubre oficialmente por los cinco miembros del Consejo General de la AEB (Santander, BBVA, Popular, Sabadell, y Bankinter) de designar a Roldán como futuro sustituto de Miguel Martín.

Tras aquella decisión, trascendió el malestar del ministro De Guindos por la, a su juicio, mala imagen que transmitiría el hecho de que la persona encargada hasta ahora de la regulación de un sector (a la sazón intervenido por la Unión Europea) pase de forma inmediata al sector privado en una maniobra de lo que se conoce como puerta giratoria.

SALIDA AIROSA

Difícilmente la patronal de un sector fuertemente regulado, como la banca, podría seguir adelante con la decisión de designar a un presidente en contra del criterio del ministro de Economía. Sin embargo, dar marcha atrás habría supuesto una humillación para el sector y, en particular, para el presidente del Santander, Emilio Botín, a cuya entidad correspondió la propuesta del nombramiento de Roldán (por ser la mayor). El anuncio del cambio legal, ahora, brinda una salida airosa al conflicto. No es que la banca dé marcha atrás, es que se ha cambiado la ley, podrá argumentar el sector.

Aunque Roldán dejó el Banco de España al amparo de un régimen de incompatibilidad de seis meses, sin embargo, cuando la nueva norma entre en vigor aún no lo habrá cumplido y hay quien piensan que tal vez podría quedar bajo sus efectos.