En los años 50, cuando las interrupciones de las emisiones de la única televisión española eran casi más frecuentes que la continuidad, se puso de moda el resumen del cartel fijo que quedaba clavado en la pantalla para pedir disculpas. Se llamaba "el lamentamos y confiamos", como si fuera un programa a punto de aparecer.

Ayer reapareció ese mismo fantasma con la lectura de los resultados de la encuesta que hacen desde el banco oficial (ICO) sobre es estado de ánimo de los consumidores. En agosto ha seguido mejorando, o sea, había confianza de que las cosas iban bien. Pero solo en aquel momento, porque las previsiones eran a peor. Al revés del cartelito, confían hoy pero lamentan mañana.

El Ibex iba entonces plano, hasta el final de sesión, cuando apareció más de la misma receta, pero en Wall Street y con los términos invertidos. Los inversores americanos, es decir, quienes gestionan los ahorros de los ciudadanos americanos, se enteraron por fin de que una previsión acertaba: se dijo que el paro subiría hasta el 9,6% en el mes de agosto, y lo hizo. Lamento por el récord, pero confianza en su interpretación cara al futuro, porque aunque se pierden empleos, también se crean de nuevos con más vigor del esperado.

Y con más paradoja, los operadores recibieron como un buen dato que los salarios subieran de media una décima. Hace tres años eso sería interpretado al revés: más salario más riesgo de inflación. Y como en Wall Street hasta el bocata de media mañana cotiza, el hecho de que Burger King hubiera cambiado de dueño en una sola sesión animó, por si acaso, la cotización de McDonalds.

Con el Ibex remontado hacia los 10.600 puntos, los valores más destacados fueron Repsol que bajó el 0,45% y Banco Santander que ganó un 1,57%. Sacyr comandó las pérdidas con un recorte del 3,07%; Gamesa bajó el 2,62%; Grifols, el 2,08%, y Acciona, el 1,5%. En el mercado continuo destacó la subida del 9,52% de Fergo Aisa.