El motor del crecimiento de Iberia son los vuelos de larga distancia hacia Latinoamérica, que fueron los que concentraron el aumento de capacidad, con un alza del 7,4% en el tercer trimestre de este año, frente a los recortes que sufrieron el resto de mercados en los que trabaja la aerolínea española.

El pasaje transportado en los vuelos de larga distancia fue casi el 60% del total en el tercer trimestre y los nueve primeros meses. La oferta, por su parte, se situó en un 55%, cuando hace poco tiempo era un tercio. En total, el número de pasajeros transportados aumentó un 0,2% y se situó en los 21,1 millones de viajeros. En el caso de los vuelos domésticos, ha habido un descenso del 5,3%, con 11,1 millones de pasajeros, mientras que en media distancia el crecimiento ha sido del 6,3%, hasta los 7,1 millones de personas.

MENOS BENEFICIOS El grupo aéreo obtuvo entre enero y septiembre un resultado consolidado de 66,3 millones de euros, lo que supone un 83,5% menos que en el mismo periodo del año pasado, en el que el beneficio neto fue de 401,8 millones de euros. El descenso se debe a que un año atrás la compañía ingresó 635,1 millones de euros por la venta de Amadeus, y en este periodo Iberia ha tenido que imputar la plusvalía de esta operación.

Además, entre julio y septiembre, Iberia acusó los efectos de la huelga de pilotos y el paro del personal de handling, que provocaron cancelaciones de vuelos, especialmente en el mercado nacional y en media distancia.

El dinamismo de la larga distancia, en la que la empresa aérea concentra sus esfuerzos, fue el principal responsable de que los ingresos de explotación por asiento y kilómetro ofertados aumentaran un 6,3%, hasta alcanzar los 8,15 céntimos. Los ingresos por pasaje, 2.974 millones los nueve primeros meses, aumentaron el 10,6%. Las acciones de Iberia subieron ayer un 0,78%, hasta los 2,57 euros.