Es una obviedad: las dificultades económicas afectan primero a los colectivos más débiles. Pero también es la realidad: el incremento del desempleo y el aumento de los tipos de interés --el euríbor ha superado ya el 5,4%-- ha disminuido la capacidad de las familias con ingresos más bajos, los mileuristas, para hacer frente a sus obligaciones de pago con los bancos. Y aunque la hipoteca es la última obligación que se deja de atender, lo cierto es que bancos y cajas se encuentran hoy con mayor frecuencia con clientes que no pueden cumplir con sus pagos.

La consigna del sector bancario es evitar por todos los medios las ejecuciones hipotecarias. "No nos interesan los inmuebles, queremos que los clientes paguen el crédito, pero entendemos que, ante las dificultades, hay que buscar fórmulas que faciliten el pago de la cuota", explica Esteve Castellet, director de la unidad de activos irregulares de Caixa Sabadell.

CRECE LA MOROSIDAD Esta división ha sido creada por la caja catalana ante el inevitable incremento de la morosidad. El objetivo es estudiar caso por caso cuando el cliente no puede pagar y buscar alternativas. En un año prácticamente se ha doblado y se acerca peligrosamente al 2% de los créditos concedidos, un porcentaje que ninguna entidad quiere para sí, pero que aún dista de la situación de otros países. "Un 2% es una morosidad baja, comparada con el 5% y 7% que tienen otros países europeos", precisa Ramon Gras, responsable de banca de particulares del Banco Sabadell.

A pesar de las estadísticas, no todos los afectados pueden asumir sus deudas. Algunos colectivos son más sensibles que otros a las dificultades. Muchos inmigrantes --en un porcentaje elevado trabajadores de la construcción que han perdido el empleo-- se ven abocados a prescindir de la vivienda. "Se han incrementado los casos de personas que nos devuelven las llaves del piso porque no pueden pagar la hipoteca y vuelven a su país", reconoce Josep Ibern, director general de Caixa Laietana. Se trata de personas que no pueden vender el piso y, si lo consiguieran, recibirían menos dinero que el importe de la hipoteca, puesto que el valor del inmueble ha descendido con respecto al de tasación. "Algunas entidades concedieron hipotecas por el 100% del valor de tasación y ahora los tomadores del préstamos tienen problemas para conseguir el mismo valor si lo intentan vender", cuenta Robert Balmes, director de inversión crediticia de Caixa Manlleu. No es extraño que, en algún caso, se conformen con conseguir el 70% del valor del piso. "Para la entidad financiera es preferible esa situación que tener que ejecutar", dice Castellet. Pero aunque la consigna del banco es negociar, no siempre se puede evitar el embargo del sueldo del afectado .