El impuesto sobre vehículos genera más de 1.000 millones (166.000 millones de pesetas) a los ayuntamientos. Según un informe de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), el pago de estos impuestos es muy desproporcionado en función de las ciudades, ya que hay diferencias de hasta un 300% en el importe de los mismos. Así, mientras un vehículo medio paga en Melilla 18,75 euros, en Madrid el precio asciende a 51,95 y en Barcelona --una de las ciudades más caras-- llega a 68,15 euros. Propietarios de grandes flotas de vehículos de alquiler han comenzado a emigrar hacia los paraísos fiscales de Ceuta, Melilla, Pamplona, Soria, Zamora y Cáceres, donde la presión municipal es menor.