Sin el fenómeno de la inmigración, la economía no habría crecido al ritmo con que lo hace durante los últimos años y se habrían producido mayores desequilibrios en la inflación y en la balanza exterior.

Esta es la opinión del Banco de España que, sin embargo, alerta sobre algunos riesgos del boom migratorio y contradice a los que piensan que los trabajadores extranjeros serán el remedio contra el envejecimiento de la población española y contra el aumento del gasto en pensiones.

La entrada de inmigrantes a España se está produciendo a un ritmo anual de 10 extranjeros por cada mil nacionales. Este porcentaje es similar a los procesos migratorios que experimentaron grandes países industrializados como EEUU, a principios del siglo pasado, o Alemania, a mediados. La diferencia es que en España el fenómeno se está acelerando, lo que ha obligado al Banco de España a cambiar su visión de la economía e, incluso, a elevar las previsiones del PIB.

LOS RIESGOS Aunque el balance sea muy positivo, la institución también vislumbra algunos riesgos futuros, sobre todo de cara al sostenimiento del sistema público de pensiones. Niega que los trabajadores inmigrantes vayan a mitigar el problema del envejecimiento de la población porque cuando llegan a España lo hacen ya con edades entre los 25 y los 30 años. Los inmigrantes generarán derecho a pensión que el Seguro deberá abonar, aunque vuelvan a sus países de origen. También aumentarán a medio plazo otros gastos públicos en sanidad y educación.

Los inmigrantes cobran de media entre un 30% y un 40% menos que el promedio de los trabajadores nacionales, porque realizan trabajos menos cualificados. Esto explica que, aunque el año pasado haya aumentado un 3% su afiliación al Seguro, las cuotas sólo representen un incremento del 2%.

No obstante, el Banco de España ha estudiado experiencias de países como EEUU donde la equiparación entre los niveles salariales de extranjeros y nacionales se ha producido en un plazo de 19 años. En el caso de España, esta asimilación puede producirse mucho más rápido.

El organismo supervisor también echa por tierra el mito de la mayor fecundidad de este colectivo, dado que las parejas inmigrantes, con el tiempo, tienden a tener el mismo promedio de hijos del país que les acoge. La tasa de natalidad de los extranjeros es de 1,6 hijos por mujer, mientras que la española es de 1,32.

Por tanto, el Banco de España cree que la inmigración podrá aplazar los problemas del sistema público de pensiones, pero no solucionarlo. Los estudios apuntan que, en el 2050, 32,5 trabajadores deberán generar riqueza para mantener a 67,5 jubilados, y que el gasto de la Seguridad Social pasará de representar el 8,6% del PIB al 15,7%. Estos 8,5 puntos de diferencia deberán ser sufragados con más presión fiscal o recortando gastos.