Las inmobiliarias españolas se están consolidando en el mercado exterior tanto con grandes operaciones de adquisición de empresas como con inversión directa en proyectos de edificios de todo tipo. Disponen de gran liquidez y son conscientes de que el ciclo expansivo de la construcción en España ha tocado techo, por lo que buscan nuevos mercados donde repartir el riesgo, como Francia, y otros en los que confían reeditar el boom inmobiliario, como Hungría, Polonia e, incluso, Rumanía.

De momento Francia y, sobre todo, París, es el primer receptor de estas inversiones. La apuesta por la apertura al exterior llega también a Alemania, los países de Europa del Este y las ciudades de Londres y Nueva York.

Según el último informe del Registro de Inversiones Exteriores, las actividades inmobiliarias alcanzaron el 19% de todas las inversiones españolas en el extranjero realizadas en el 2005. La cifra global fue de 4.182 millones de euros, más del doble que la del 2004. La tendencia se mantiene en el curso del 2006.

LA PRECURSORA La operación más sonada en esta salida al exterior de las inmobiliarias fue la compra por parte de Colonial de la francesa Société Fonci¨re Lyonnaise, en julio del 2004. A finales del 2005, el 55% de sus activos inmobiliarios de la antigua inmobiliaria de La Caixa estaban en París. El pasado julio invirtió 90 millones de euros más en la compra de otro edificio en París.

Metrovacesa siguió los pasos al adquirir a mediados del 2005 la francesa Gecina. Este año ha continuado invirtiendo en Francia, con la compra de más de 700.000 metros cuadrados de oficinas y parques logísticos e industriales. La gallega Fadesa entró en Francia el año pasado al comprar la mayoría del capital de Financi¨re Rive Gauche.

La catalana Renta Corporación, del negocio de la rehabilitación, hace ya cinco años entró en el mercado en Francia con inversión directa.