La tasa de interés de las obligaciones a diez años del Estado belga ha continuado hoy su escalada y ha alcanzado nuevos máximos del 5,79 %, mientras no se registran avances significativos en las negociaciones para poner fin a la crisis política del país.

Siguiendo con la tendencia de los últimos días, aunque de forma más leve, los mercados han vuelto a castigar hoy a Bélgica, que ha visto como esta semana su prima de riesgo, que mide el diferencial entre el bono nacional a diez años y el alemán del mismo plazo, superaba por primera vez los 350 puntos básicos.

La razón, según la mayoría de analistas, es la incertidumbre política que vive el país, gobernado desde abril de 2010 por un ejecutivo en funciones y nuevamente encallado en las negociaciones para formar un nuevo gabinete.

Así lo ha confirmado el gobernador del Banco Nacional, Luc Coene, quien atribuye totalmente el alza de los intereses sobre la deuda belga a la crisis política. "En Bélgica, los problemas comenzaron después de las elecciones de junio de 2010", aseguró en unas declaraciones recogidas por el diario económico "De Tijd".

Según Coene, no fue hasta el verano del pasado año cuando Bélgica abandonó el pelotón de cabeza europeo para comenzar a sufrir en los mercados y verse contagiada por la crisis de otros países de la zona euro.

Hoy, el encargado de la formación de gobierno, el socialista Elio Di Rupo, continúa con sus contactos con los líderes de otros partidos para examinar si hay opciones de reconducir la situación o si definitivamente tira la toalla, como anunció el pasado lunes al verse incapaz de lograr un acuerdo sobre los presupuestos del próximo año. En ellos, Bélgica deberá afrontar un importante recorte del déficit si no quiere ser sancionada por la Unión Europea, según le ha venido advirtiendo en las últimas semanas el Ejecutivo comunitario.