Cuanto más cercano está el momento de salir a bolsa para las cajas, menor parece el interés de los inversores institucionales por tomar participaciones en esas entidades. El problema sigue siendo la valoración, pero no es el único, pues los fondos de inversión consideran que la escasa transparencia en la contabilidad de las cajas --que aún debería provisionar más del 30% de sus activos, plantean-- impide ver si las expectativas de beneficios futuros son fiables.

Algunas de estas firmas profesionales de inversión ponen como ejemplo la evolución de la banca japonesa tras el derrumbe del mercado inmobiliario de aquel país. "Los inversores que fueron a las primeras ampliaciones de capital de los bancos se arruinaron, porque el valor de esas entidades se fue deteriorando. Solo los que fueron a las últimas ampliaciones de capital ganaron algo de dinero", explica el responsable de una gestora de fondos de inversión.

CASOS DISTINTOS Los gestores de los fondos temen que las valoraciones con las que trabajan las cajas sean aún excesivas. "Hay un gap agujero del 40% entre los precios que manejan vendedores y compradores", comentan fuentes de una entidad financieras que sigue el proceso. Sin embargo, también es cierto que cada caso es diferente. Mientras que entre los inversores y en el mismo sector financiero se considera que a poco que se acierte con la valoración de Bankia --el banco que lidera Caja Madrid--, a la hora de la verdad --cuando haya que fijar el precio de la acción-- todos los fondo tomarán posiciones. "Si el valor que se fija es de 0,6 o 0,7 veces el de libros, ningún gran inversor podrá permitirse quedarse fuera de esa operación. Otra cosas son los otros proyectos", comenta el responsable de tesorería de una entidad bancaria.

Tanto Banca Cívica como Banco Mare Nostrum están más atrasados en el proceso de salir a bolsa. La entidad liderada por Caja Navarra se ha empeñado en salir al mismo tiempo que Bankia. Pero, desde el punto de vista de los inversores, podrían permitirse el lujo de quedarse fuera de ese proyecto, como del de Mare Nostrum, si la valoración no es de su agrado, lo que significa pagar por debajo de 0,6 veces su valor en libros.

Esa circunstancia justifica lo que, según fuentes de una consultora que asesora alguna de las iniciativas de recapitalización, "da la impresión de que el Banco de España está paralizando las salidas a bolsas hasta que no la haya hecho Bankia".

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) exige que el 40% del capital que salga a bolsa se coloque entre inversores institucionales y que ninguno de ellos tenga más del 3%, lo que supone tener que contar con al menos 200 fondos dispuestos a participar en cada cajas. El propósito del organismo que preside Julio Segura es loable. "En periodos de crisis, los incentivos a hacer trampas son muy grandes: colocar a tus amigos las acciones en la salida a bolsa. Lo peor que podría pasar es que en los días siguientes a la salida, la acción bajase el 70%. Esa entidad no podría emitir en cinco años y a tipos que ríete de Grecia o Portugal", dice un alto cargo de la Administración. El requisito impide que algún banco tomé posiciones de control en alguna de las entidades que salen a bolsa. Pero la CNMV también intenta que, antes de que las cajas coloquen el tramo minoristas entre sus clientes a precios excesivos, "suden" en la negociación con los inversores institucionales la fijación del valor.

PRIMERA EXPERIENCIA De hecho, La Caixa ya está colocando entre sus clientes la emisión de bonos convertibles en acciones con los que cubrir la ampliación de capital necesaria para transformar Criteria en CaixaBank, banco con el que realizará su actividad financiera.