Desde julio, el recorte de la tasa de inflación es tan intenso y desconocido tanto en España, como en la zona euro y en Estados Unidos, que muchos analistas asumen que a mitad del año que viene, los índices de precios de consumo (IPC) tendrán tasas negativas. Algunos, no todos, empiezan a pronosticar riesgo de "deflación" en las economías. La deflación es un descenso generalizado de precios. Aunque pueda parecer una buena noticia para los consumidores, los teóricos de la economía lo describen como una situación más destructiva que la recesión o la depresión. Hay que irse a 1952 para encontrar una tasa negativa de inflación en la serie de algunos historiadores de la economía. En julio, la inflación española llegó al 5,3%. En noviembre, podría bajar al 2,5%, según ha admitido el Gobierno. La principal explicación está en el petróleo. El mismo factor que explicó la escalada de la inflación justifica ahora el recorte (el barril de Brent ha pasado de 147 dólares en julio a 50 ahora).

Santiago Fernández de Lis, de Analistas Financieros Internacionales, pronosticó que con un petróleo a 46 dólares (y un tipo de cambio como el actual) la inflación alcanzará "cifras negativas antes del verano", con un mínimo negativo del 1% en julio y una media anual del 0%. "Si el petróleo baja un poco más, hablaremos de deflación", dijo. Y añadió que este sería un escenario "mucho más grave" que el actual. Las recetas conocidas frente a la deflación son el aumento del gasto público (al que se comprometieron los países de la cumbre de Washington) y el recorte de los tipos. En Europa, el precio oficial del dinero ha pasado en un mes del 4,25% al 3,25% y se espera otro recorte de, al menos 0,5 puntos en diciembre. Muchos analistas ven los tipos en el 1,5% al principio del 2009 y algunos, por debajo del 1%.

EFECTOS POSITIVOS Hay consenso entre expertos en que si el petróleo se sitúa entre 46 y 48 dólares, el IPC puede arrojar tasas negativas y en que eso es extraordinario en España.

También coinciden en que el nivel más bajo de la inflación se podría dar en julio del 2009, en el peor momento de la recesión en el que ha entrado la economía española, según cálculos del Gobierno. Y eso es algo inédito. La crisis de los noventa se acompañó de tasas de inflación superiores al 4% y de tipos de interés de entre el 10% y el 7,3%.

En lo que no todos los expertos están de acuerdo es en que eso se pueda denominar "deflación", ni en que tener un IPC negativo sea algo malo. Al contrario. La deflación --define Angel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros, Funcas-- es un descenso del nivel "general" de precios de todos los bienes y servicios "que produce" una economía, de activos de todos tipo (inmobiliarios y financieros) y de las rentas, salariales y empresariales. El petróleo, principal artífice del recorte del IPC, es un bien importado, no producido en España. Laborda subraya además que el IPC, "es solo un indicador de la inflación", el que mide los precios de consumo. Pero hay otros. Por eso, en lugar de ver en negativo la posibilidad de tasas negativas en el IPC, lo ve en positivo. Permitiría ganancias de poder adquisitivo a los salarios, que unidas a la rebaja de los tipos de interés, las medidas de impulso y la normalización del sector financiero ayudará a salir de la recesión, dice. "Ni hay, ni se ve que la deflación vaya a ser un acontecimiento con probabilidad importante. No lo veo ni para España, ni para Europa", replica Antoni Espasa, director del Instituto Flores de Lemus, de la Universidad Carlos III. Espasa admite que la inflación puede ser negativa, del 2%, en EEUU y permanecer con ese signo cinco meses, "pero eso no tiene por que llegar a ser deflación pues procede, sobre todo, de la energía".