El trabajo no es un juego. Pero se puede encontrar un buen empleo jugando. La apuesta sale redonda si junto a diversión y competición se fomenta la labor en equipo, el compañerismo y la amistad. Todos esos factores convergían ayer en la planta de Danone de Parets del Vallés (Barcelona) según los 30 jóvenes de seis universidades españolas que participaron en la final nacional del Trust: The Danone way of doing business .

Los más satisfechos, el equipo de la Comercial de Deusto (Bilbao). El proyecto de gestión defendido por Patricia Lizarraga, Sofía Peña, Iñigo Olaizola, María Luisa de la Peña y Natalia Galdós convenció al comité de dirección presidido por el director general de Danone, Jér´me Boesch, junto a directivos financieros, comerciales, de márketing y de recursos humanos de empresas del grupo.

Un viaje como premio

Los cinco ganadores de la tercera edición del Trust Game (juego de negocios) de la firma francesa recibirán como premio un viaje a París para competir con los estudiantes ganadores del mismo concurso en otros 12 países. Y lo mejor: "Una oportunidad increíble", como resumían Iñigo y Patricia. Y es que la recompensa a un día de nervios será una beca de seis meses de trabajo en prácticas en las empresas Danone.

Su puesta en escena reproducía una reunión del comité directivo, iniciada con un vídeo con instrucciones del presidente del grupo Danone, Franck Riboud, y que finalizó con otro vídeo corporativo resaltando los valores que diferencian a la marca. Su proyecto, como el del resto de equipos, resolvía en la práctica un caso empresarial ficticio: Danone compra la planta Lacta, con dos fábricas en el norte y el sur de un país imaginario (Mercador). La moneda es el merca y los jóvenes diseñaron sus estrategias y la política empresarial a tres años vista, considerando una situación social y política compleja en la zona.

La solución, en el caso de Deusto, era valiente porque "el que no arriesga no gana", vaticinaba la directora, Patricia. Además de introducir productos, lanzaban una nueva línea de probióticos saludables y helados. "Aplicas la teoría a una empresa real y aprendes que las decisiones te marcan", reconocieron. Y es que el plan de gestión estaba obligado a seguir las decisiones de la semifinal del pasado febrero (donde compitieron 150 alumnos, cinco equipos por universidad). "Algunas las hubiéramos cambiado después", confesaban.

Decisiones arriesgadas

El peor trago, las preguntas del comité de dirección tras las presentaciones: "Os felicito por atreveros a tomar decisiones arriesgadas en la planta norte", decía Boesch a Deusto, que despedía a 40 empleados sobrantes con un plan de prejubilaciones voluntarias y ayudas para que los trabajadores pudieran crear empresas propias.

Boesch indicaba que el juego es mutuo: "Nos permite ver interactuar a los alumnos y seleccionar a los que nos pueden interesar". El año pasado, además del equipo ganador de la Pompeu Fabra (Barcelona), hicieron prácticas seis personas, y cuatro entraron en plantilla.

Jaume, Idoya, Lucas, Natalia y Albert, de la Pompeu Fabra, contaban con el hándicap de ser "los únicos en exámenes". Por la Universidad de Navarra competían Carlos, Ana, Javier, Leticia y Miguel, con una apuesta arriesgada: obra de teatro con guitarra. Nam, José Manuel, Davide, Maxime y Amandine, de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), resaltaban que "nos hemos hecho amigos".

El Instituto de Empresa, con Edgar, Fernando, Lola, Carolina y Linda, basó su estrategia "en el márketing y la distribución"; mientras que Erica, Lloren§, Anna, Jordi y Carla, por ESADE, vendieron su plan en una partida de ajedrez.