Representantes del Gobierno central y de Aragón se reunirán el próximo jueves, 12 de noviembre, en Bruselas con representantes de General Motors (GM), para negociar la reestructuración de la empresa automovilística Opel, que continúa bajo la propiedad de la matriz estadounidense.

La reunión será presidida por el vicepresidente financiero de General Motors (GM) y también asistirán representantes de todos los Gobiernos implicados, según anunció hoy el presidente del Ejecutivo de Aragón, Marcelino Iglesias, tras inaugurar el XII Congreso Nacional de Empresa Familiar en Zaragoza. El Gobierno de Aragón no da "nada" por perdido y luchará por mantener a pleno rendimiento la producción en la planta que Opel tiene en la localidad zaragozana de Figueruelas, que puede fabricar más de 2.000 vehículos diarios, indicó Iglesias.

"La empresa necesita un acuerdo cuanto antes", prosiguió el presidente aragonés. "Lo que queremos es un buen acuerdo, un acuerdo industrial", dijo Iglesias, para quien es preciso alcanzar un acuerdo en el que se "tenga en cuenta" la productividad de Figueruelas, la factoría más eficiente de Opel en Europa. Iglesias aprovechó para criticar el acuerdo al que llegó la multinacional Magna, que intentó comprar el 55% de las acciones de Opel. Magna negoció con la canciller alemana, Angela Merkel, de tal manera que "la planta más productiva", la de Figueruelas, era la más perjudicada, lo cual era "absolutamente inaceptable".

Iglesias dijo que no sólo es preciso reducir los puestos de trabajo a extinguir, sino que será necesario mantener la producción y conseguir que Figueruelas fabrique nuevos modelos, y recordó que el Gobierno autónomo ya se comprometió a avalar por valor de 200 millones de euros a Opel, siempre y cuando en la primavera de 2010 comience a fabricarse en Zaragoza el nuevo modelo de Meriva. El jefe del Ejecutivo autónomo prometió "negociar todo lo posible" y subrayó que el resultado de la negociación con Magna "es el punto de partida", es decir, que no aceptará más de 900 despidos.

Iglesias dijo que el acuerdo con Magna hubiera representado "un regalo de tecnología" a Rusia, ya que Magna está vinculada financieramente a la gran caja rusa de ahorros Sberbank, por lo que ejecutar la promesa de compra de GM a Magna hubiera supuesto "orientalizar" la producción de automóviles.